Asusta ver la patente de corso que han tenido los dos últimos contralores para robar. Si bien es cierto que hay glosas reales, hay también, y muchas, ficticias y está en manos de una sola persona, la decisión de cuáles deben ser eliminadas y cuáles deben ser pagadas.
Hemos pasado por un periodo negro de corrupción, en el que la mafia correísta hizo todo lo que quiso con el país. El ex contralor Polit desvaneció todo lo de Odebrecht y nadie reclamó. Continuó Celi y ocurrió lo mismo.
Creo que es necesario cortar las garras de las personas que ocupan esos puestos pues, al parecer, la patente de corso entregada es tan amplia que le permite a la persona decidir a quien le y pido plata y a quien lo jodo.
Tiene que haber un reglamento al que el Contralor tiene que ceñirse, pero, por lo que se ha visto en estos 15 años “robolucionarios”, para lo único que ha servido es para estar al servicio de la mafia.