“Saludemos gozosos en armoniosos cánticos, es la aurora gloriosa que anuncia libertad, libertad, libertad…”
Desde niños aprendimos a cantar con todo el fervor, tal cual lo hacemos con el himno patrio, la canción ideada allá entre patriotas un mes de octubre de hace más de doscientos años. Curiosamente la palabra “libertad” se menciona en nuestro himno a Guayaquil, unas doce veces. ¿Cuán importante debió ser para nuestros ancestros el concepto mismo de “libertad” sobre todo por encontrarnos en plena lucha contra un ejército extranjero que nos sometía por la fuerza y del cual queríamos liberarnos.
Han pasado tantos y tantos años, pero sin embargo seguimos apelando a la palabra “libertad”, mencionada usualmente por nuestros personeros municipales en todas las épocas y esta semana nuevamente por la Alcaldesa Viteri.
La Libertad es un valor excelso para el desarrollo de un ser humano. Cuando se habla de Ética se dice que los tres pilares en los cuales se sustenta son la libertad, la conciencia y la voluntad. Ser libre es ejercer nuestra capacidad para optar, para elegir, aunque se opte por no optar, por no elegir, se está haciendo uso cabal de nuestra libertad. Además, no puede considerarse a un ser humano completo sin esa libertad última de la cual habla Viktor Frankl en sus formidables trabajos, la libertad por la cual hacemos que las cosas sucedan, libertad que permite a nuestras neuronas conducir el proceso de memoria, de pensamiento, de aprendizaje, de razonamiento y de reflexión. Perdida esa libertad, el ser humano es presa de la nada, y difícilmente se lo puede considerar moralmente respetable.
Pero… ¿por qué es tan importante hoy, como nunca, ejercer nuestra libertad como guayaquileños, como ecuatorianos, como personas responsables de nuestros actos? ¿qué hace de nosotros la cruel esclavitud -a la sazón uno de sus antónimos-?, ¿podemos hablar de libertad completa si realmente hay otros, y lo que es peor, otras cosas, que son capaces de esclavizarnos?
Es patético leer en redes sociales a muchas personas que siguen defendiendo lo indefendible, “poniendo el pecho” ante hechos consumados de políticos que nos gobernaron y esquilmaron las escuálidas arcas de un país lleno de recursos, pero también repleto de corruptos en sus organizaciones gubernamentales. ¿Son libres las personas que han sido esclavizadas por las creencias de sonrisas fingidas y de discursos incendiarios? Todo lo que digo habla pues de que la libertad de pensamiento no resulta útil en un país con sistemas educativos repetitivos, memorísticos y enciclopédicos que rechazan el pensamiento reflexivo y el pensamiento crítico.
Hoy, ya no es el yugo español el objeto para exclamar “libertad”. Hay otros enemigos latentes, escondidos, poco explícitos, pero enormemente efectivos para esclavizarnos. Ser libre es estar liberándose continuamente, ora de la pobreza, de la marginalidad, de la inseguridad, de la corrupción, ora de la falta de oportunidades, de la educación decadente, de la salud deficitaria, de los políticos deleznables que nos engañan constantemente, de la baja autoestima, de la desconfianza, de la drogadicción y otros tantos males que nos esclavizan.
Mientras no entendamos que solo la unión hace la fuerza de un pueblo, tal cual lo mostraron los patriotas de octubre hace más de doscientos años, y no seamos capaces de reconocer que tenemos tanto por agradecer a la naturaleza que es Dios, mientras continuemos trabajando por estériles consignas ideológicas que solo han servido para esclavizarnos sin pensar en que somos uno, será muy difícil que nuestros patriotas duerman tranquilos pues siempre y a cada momento seguiremos exclamando -sobre todo en octubre- que la LIBERTAD es un bien inestimable.
Estupendo punto de vista, seguiremos luchando por esa deseada libertad por siempre. Pero hay algo que se ha perdido y es buen momento para retomarlo y unir a un pueblo. Se pedía años atrás al pueblo a las 12,00 del día entonar el hinno de libertad xada 9 de Octubre. Excelente costumbre que puede avivar aún más ese deseo de libertad