Han pasado por WhatsApp, pedazos de entrevistas de los periodistas a dos presidentes de la República en sus épocas de mandatarios, al caballero que hoy gobierna el Ecuador, Don Guillermo Lasso, y a Rafael Correa.
Quiero, antes de entrar a comparaciones, analizar algo de estas dos personalidades. De orígenes que podríamos considerarlos similares. El uno de un hogar más bien pobre, con muchos hijos, con buenos padres, que se vio obligado a trabajar casi desde niño, para poder pagar sus estudios, y el otro, descendiente del más grande prócer de nuestra independencia del Ecuador, por el lado de su madre, y de un señor, que fue capturado en Estados Unidos al ser usado como mula de narcotráfico para introducir droga a ese país. Fue puesto en prisión, pagó su deuda con la sociedad y luego, posiblemente arrepentido, se suicidó, pero dejando a su viuda y sus hijos en la orfandad, endeudada y a cargo de sus tres hijos.
La personalidad del primero de los nombrados, gracias a la acción de su cuñado, casado con su hermana mayor, que lo ayudó a conseguir trabajo, comenzó de abajo, y fue subiendo poco a poco con esfuerzo y llegó a convertirse en uno de los más prósperos banqueros y empresarios del país.
El otro, por coincidencia, ambos estudiantes del mismo colegio, ingreso a los Boy Scouts, entró al grupo de formación del Dr. Gustavo Noboa Bejarano, famoso educador y motivador cristiano, pero de carácter díscolo. Estudio en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. Aprovechó una beca para ir a hacer un posgrado en Francia con mínimos conocimientos de francés y luego otro en Estados Unidas, también con limitados conocimientos de Inglés.
Gustavo Noboa, como fue uno de sus discípulos, lo nombró para algo en economía y eso le abrió la puerta para entrar en política. De hábil lengua llegó a ser presidente de la República y muy pronto demostró su incapacidad y su ingratitud.
Prácticamente son las dos caras de la misma medalla, como se demuestra en sus reacciones con la prensa y en su forma de actuar. La prepotencia de Correa, queda fácilmente demostrada por los abusos de autoridad en su Gobierno, las sinvergüencerías de sus adláteres y el cinismo en su forma de mentir y desdecirse en todo lo que habla.
La actuación serena y honesta de Lasso, cumpliendo desde el primer momento, todas sus promesas de campaña, y demostrando sin titubear los motivos para hacer lo que hace y no dejarse llevar ni por amenazas ni por ideas torcidas, demostrando lo que debe ser un Estadista, dan una gran tranquilidad al Ecuador.
¡Todo esto queda ampliamente demostrado en los ejemplos de las entrevistas! La diferencia entre un caballero y un burro (¡ni siquiera un caballo!).
Ya pidele un hijo a lasso
El burro es un animalito RESPETABLE. Correa es todo lo contrario!
Excelente comparación…