Antes, para ser considerado palo grueso, tenía que ser gruesa la billetera. Actualmente, para ser palo grueso, hay que ser político, o pariente o amigo de político, es decir, después de poco, tendrá gruesa la billetera.
¿En qué se diferencia el palo grueso del ciudadano común? ¡En lo elemental, querido Watson! ¡En las medidas sustitutivas de prisión! Al que agarra la policía va a la cárcel de Latacunga, a la Penitenciaria del Litoral, o si no es para tanto, a algunas de las otras cárceles. Si tiene palancas, a la cárcel 4 de Quito, pero si es palo grueso, medidas sustitutivas, prohibición de salida del país, presentarse regularmente (si le da la gana), al juez, lo que generalmente no se cumple, y el uso del grillete electrónico de quita y pon que le han costado un dineral al país, porque los rompen, los cortan y deben ser silenciosos como el de Alvarado, que cuando huyó y encontraron el dispositivo, funcionaba, pero, o era sonido de silbato de perro (inaudible), o quien debía reportar era sordo.
Asusta la cantidad de autoridades con grilletes electrónicos de quita y pon. Parece que luego del oasis que tenemos, luego de las siguientes elecciones, para ser autoridad en Ecuador, va a haber que usar grillete electrónico como distintivo.
Al parecer, ya el miedo a la vendetta de los mafiosos trastocó el cerebro de los ciudadanos. ¡Ojalá que no sea así! Todos tienen temor de llamar pan, al pan, y vino, al vino, y creo que es necesario que abandonemos esa actitud timorata y vergonzosa y retomemos el camino, del que hace ya algún tiempo nos salimos.
El ser humano vale por lo que él es, no por lo que tiene o posee, ni por su fuerza bruta, o su poder.
¡El respeto es la base de la vida humana! La prepotencia es el arma del cobarde y del ruin, que no posee inteligencia para convencer a los demás, y necesita para lograr sus objetivos, la mentira, el temor, la fuerza bruta, la amenaza, o cualquier otra forma de intimidación.