El Ecuador, aparte de lidiar con la corruptela, la tozudez y la imbecilidad, tiene que enfrentar tres frentes que buscan cercarlo e impedir su reflote.
Al primero lo bautizo como la fuerza bruta, es decir, el no, porque no. Sin argumentos, es decir, oposición sin razonamiento, ni alternativa. ¡NO!, Simplemente ¡NO! y punto. Esto es lo que hace la CONAIE, queriendo pasar por brutos, sin serlo, pero es una posición fácil de mantener y persistir en ella.
El segundo frente es el narco terrorismo, que unido al hacinamiento carcelario, acaba de demostrar el poder que tiene dentro de las cárceles del Ecuador, que son el sitio de reclutamiento de personal para engrosar sus filas. Tanto los miles de micro traficantes, como los guardias penitenciarios, son candidatos, aparte de servir como agentes de información, o como fuente para introducir artículos prohibidos. Las cárceles son su cuartel principal.
Parece increíble que en un país civilizado, puedan las cárceles estar sobre pobladas y lo peor de todo, muchos de ellos, sin sentencia.
El tercer frente es la espina hiriente que desangra, de la corrupción, la que siempre ha existido, pero perfeccionada, y ahora sobre protegida por un COIP y una Constitución que, con la excusa de la duda, defiende a los delincuentes e impide defender a los ciudadanos de a pie.
¿Qué puede hacer el Gobierno si pretende defender a sus ciudadanos, en un país en el que las leyes defienden a los delincuentes y ponen todo tipo de trabas a la justicia? Me da miedo meter la mano al fuego ante la calidad moral y el materialismo posesorio de mucha gente que ocupa esos puestos públicos en la justicia ecuatoriana.
Duele decirlo, pero necesitamos un país con menos “vivos”. ¡La gente, en general cree que ser “vivo”, “sacar provecho de alguien o de algo”, no es robar!, ¡y esa es, quizás, la forma más burda, de robo!
¡Reflexionemos! ¡Este es el país que estamos construyendo para nuestros hijos! Si nosotros no queremos cambiar, pensemos el mundo que estamos dejando a nuestros descendientes.
