Ciertamente, no tiene nada que agradecerle el Ecuador, Correa. Usted vendió el Ecuador a las FARC y a los carteles mexicanos, y se aprovechó de la ingenuidad del pueblo ecuatoriano, para cubrir sus espaldas con testaferros puestos durante 4 años para tapar sus actitudes sinvergüenzas e intentar terminar de destruir a la juventud ecuatoriana, por medio de la droga, el narcotráfico, el micro tráfico y su maléfica tabla de consumo.
Su insaciable sed de dinero, lo llevó a corromper incluso a gente buena, despertando en ellos la codicia, que los llevó a unirse a la gavilla de vendidos malos elementos que juntó, junto con los conocidos ladrones, asaltantes, guerrilleros de “Alfaro Vive, Carajo” y otros, junto con mafia importada de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Perú, México y otros países de América.
Corrompió y manipuló a su antojo la justicia y con un cinismo irresponsable, manipuló como quiso la Constitución, creó un COIP favorable a los delincuentes, impidiendo la justicia inmediata, para favorecer la libertad de los delincuentes.
Gracias a usted, estamos empezando a vivir la guerrilla urbana y el terrorismo que vivió y vive Colombia.
Usted piensa que como ya su familia está fuera del país, usted está libre y bien resguardado. No se olvide que también existe la justicia divina, y que lo mismo que sembró, cosechará.
Hay un viejo dicho que es muy real: “Quién mal anda, mal acaba”. Qué pena que haya enlodado apellidos ilustres, con su proceder.