En las redes sociales, se viene dando una injusta campaña de desinformación, respecto a los ajustes que se han hecho desde mediados del año 2021, de parte de la nueva administración del Presidente Ejecutivo, Roberto González, español de amplia experiencia, quien ya administró el banco, durante el periodo 2002-2008.
No es la primera vez que se prepara esta institución para venderla. Lo ideal hubiera sido hacerlo en esa oportunidad, en el 2007-2008, cuando llegó a ser la institución financiera más rentable del país, antes que asumiera el gobierno de esa época. El Pacífico fue uno de los pocos bancos que habiendo pasado a manos del Estado (BCE-CFN), nunca cerró y gracias a la confianza de sus clientes y de los administradores, se pudo devolver hasta el último centavo de los préstamos de liquidez que recibió.
Todo lo sucedido hasta 2021, es lo que hoy toca corregir y ajustar, 550 millones de préstamos que necesariamente deberán provisionarse parcialmente, porque algunos difícilmente se recuperarán. Adicionalmente, existen mínimo 50 millones anuales distraídos en gastos extraordinarios, evidente exceso de personal, agencias que debieron haberse cerrado mucho antes; también promociones, publicidad, auspicios que nunca debieron haberse incurrido o comprometido, de no haber tenido gobiernos que usaron el banco, como brazo político o caja chica de su administración.
Al cierre del 2008, era el número 1 del sistema bancario del Ecuador, el banco más rentable del país y se lo hubiera podido vender a un precio en términos reales, superior a lo que seguramente se obtendrá hoy. De todas maneras, si realmente se lo quiere vender ahora, los ajustes y la depuración de gastos, disminución de personal, cierre de agencias, dar prioridad a la banca digital y autobancos, es lo que necesariamente se tiene que hacer.
La primera recuperación del banco de los años 2002-2008, luego de la crisis bancaria de fines del siglo XX, sucedió cuando la mitad de los bancos colapsaron, se perdió nuestra moneda nacional y se congelaron los ahorros de todos los ecuatorianos. Afortunadamente, el Banco del Pacífico nunca cerró, gracias a la confianza de sus depositantes, que se mantuvieron fieles, seguros de su solvencia y liquidez.
El Banco del Pacífico hace medio siglo, desde 1972 que se fundó, incursionó y modernizó los servicios bancarios en el país, fue quien obligó a las demás instituciones a ser eficientes, competitivas y esforzarse por ganarse la confianza de sus clientes. Son injustas, infundadas y gratuitas, todas las acusaciones que se le hacen hoy. Se pone en peligro el proceso y diera la impresión, de una campaña orquestada, para evitar su venta o limitar a pocos interesados, los potenciales compradores del banco.
El Banco del Pacífico debe venderse al mejor postor, en un proceso abierto, limpio, manejado por expertos y retornar su administración lo más pronto a manos privadas. No es función del Estado administrar empresas, ni competir con el sector privado. Todas las empresas en manos del Estado, sean éstas bancos, periódicos, canales de televisión, fábricas, compañías de seguros, deben ser vendidas a terceros y devueltas al ámbito privado.