El caserío de Solano, cercano a Cuenca, fue la cuna terrenal y artística de Eloy Narea, el más prolijo y virtuoso vitralista ecuatoriano, acaso de todos los tiempos. Su magistral obra, silente testigo de un excelso don celestial, representa la vívida historia de un sencillo hombre con limitaciones materiales excepcionalmente superadas solo por su fe.
Su tío sacerdote lo acercó a los salesianos, de quienes se nutrió para desarrollar cuanto trabajo se le solicitó, y que hoy representa apenas parte de un acervo sin precedentes en la muestra pictórica del país. Meticuloso observador de los detalles más insignificantes en la autoexigencia de los verdaderos maestros, su posterior obra vitral está plasmada de trazos, rasgos, dibujos, líneas, toques y pinceladas de la expresión más sublime de todo cuanto un artista sin pretensiones ajenas pudo honestamente presumir en vida y enorgullecerse en la eternidad gracias a su imperecedero legado.
Genio y autodidacta de las más puras de las escuelas, los textos fueron sus primeros profesores y guías en la posterior investigación, desarrollo y perfeccionamiento de majestuosas técnicas, apasionadamente atesoradas a lo largo de sus excepcionales 93 cortos años. Eloy Narea consumó su éxito como los grandes consagrados de las artes, después de su llegada al regazo de los justos, dejando patentado en la retina de los críticos una expresión única e imborrable de lo que un maestro es capaz de crear con talento cuando el amor envuelve su trabajo en el taller y el descanso en su hogar.`
Gracias Gonzalo. Muy reconocido por tu importante trabajo y sobre todo, por tu transparente y mas que fiel descripción de la personalidad del maestro Eloy Narea. Quienes tuvimos la suerte de conocer al maestro, más aún, tener el honor de compartir su espátula en un «Quijote» en alto relieve que decora uno de mis proyectos arquitectónicos, no podemos más que celebrar el justo reconocimiento a la amplia y diversa obra artística, su grandiosidad está presente en vitrales, cerámicas, lienzos y otros materiales que por siempre hablaran de su sencilla, amable y enorme personalidad, tus palabras hacen justicia a la memoria de Eloy Narea.
Gonzalo
Agradecida, feliz y orgullosa de estas hermosas palabras que utiliza usted tan profesionalmente para referirse a mi Padre .
Tila la familia Narea le quedamos eternamente agradecidos