Los capitales se mueven con racionalidad, practicidad y sin intervención filantrópica alguna procurando máximos rendimientos al menor riesgo posible. Así, el lugar más seguro está representado por los bonos emitidos por los Estados Unidos, cuya cotización marca el ritmo del resto.
Existen arraigados intereses e inversiones que solo situaciones de extremo riesgo provocan su desvinculación a cualquier costo. Cuando esto sucede (Cuba, Venezuela y Nicaragua) los empleos se pierden sin que el Estado los pueda reponer. El éxodo evidenciado en dichos países no es por acaso. La inversión privada, más allá del prisma político bajo análisis, es la fuente de empleos más sostenible, indistintamente del plazo, y dicha máxima no cambiará in saecula saeculorum. Esta no es una tesis de derecha, peor de izquierda, aunque esta última intente apalancar su falta de sindéresis social en el socavamiento de las libertades individuales y en su pretendido debilitamiento del libre mercado.
En Ecuador, mientras la inconsecuente derecha ejerce un poder desmemoriado de la retórica de campaña, la irreverente y populista zurdería mantiene también su insustentable pregón contrario al sentido común. El punto de equilibrio social estará siempre regido por la supremacía de la institucionalidad, la fortaleza del sistema político y el sustento fiscal producido por el crecimiento económico, en ese orden. Sin un amplio acuerdo político nos mantendremos condenados al fracaso marcado por la ausencia de inversión. Y en lo de fondo, ¿pacto entre quiénes?
Las democracias están en crisis:
¿ será porque los electores son los más estúpidos?