¿Por que los adolescentes? Porque son ellos los futuros ciudadanos que enfrentarán los retos del mañana y porque, en pocos años más, serán quienes con su voto influirán en la marcha del país. El voto juvenil es cada vez más numeroso y por tanto su peso decisorio es mayor.
¿Por qué los adolescentes? Porque es la edad más importante en el desarrollo social del ser humano; porque están en la etapa en que definen su personalidad y perfeccionan su concepto de lo que es la sociedad.
¿Por qué los adolescentes? Porque están en el proceso de madurez social y critica, entendiendo que las manifestaciones de esta madurez humana son: la estabilidad del espíritu, la capacidad para tomar prudentes decisiones y la rectitud para juzgar sobre los acontecimientos y los hombres. (Optatan Totius, No. 11).
Los adolescentes de hoy han vivido siempre en un régimen democrático, desconocen lo que es una dictadura o un golpe de estado militar. Debemos inculcarles las ventajas de vivir en democracia y los beneficios que reporta al desarrollo individual y colectivo. Pero los jóvenes aprenden más de lo que ven que de lo que oyen. Perciben y crean criterios al observar a los adultos. Y así van formando su propia concepción de lo que es la política y, en lugar de entender que la política es un llamado a servir, se encuentran con las apetencias desmedidas y la felonía de quienes están dispuestos a lo que sea con tal de mantener su poder. En vez de captar lo que significa preocuparse de los más necesitados, los jóvenes descubren el interés de muchos políticos de enriquecerse ilícitamente sin importarles la inopia del pueblo.
La sociedad se ordena a través del diálogo, buscando el bien común; pero nuestros jóvenes descubren en la política el insulto, la intriga, el libelo, el doble discurso, la mentira y más de una vez el zipizape. En otras oportunidades aparece como elemento deformador la demagogia, creciendo de esta manera un paradigma peligroso para el futuro de la patria.
Es que la política, si bien reporta distinción, fama, privilegios y honores, exige sobre todo responsabilidad histórica… La atención de los conciudadanos está presta más que nunca en el hacer y en el decir de los actores de la política.
Y así, mientras los maestros se esfuerzan para formar a los adolescentes explicándoles que la actividad política es una vocación a servir a los demás, ellos en la práctica, encuentran que muchas veces es la forma de utilizar a los demás en beneficio propio. En los colegios se inculca el civismo y el afán de establecer una sociedad más justa y solidaria y que es la clase dirigente la llamada a lograrlo, mientras los adolescentes observan en los políticos y a cada paso las apetencias egoístas, los intereses bastardos, la ambición, mezquindad, encono, doblez, corrupción, odio, rencor… ¡ Pésimo ejemplo…!
Grave es la responsabilidad de los políticos.