Cualquier guerra entre europeos es una guerra civil..
Vivimos en un mundo donde nos informamos en tiempo real sobre todos los acontecimientos en nuestro planeta, por la red mundial de contactos personales, más todos los otros medios de información y redes informativas de televisión, radio, medios periodísticos, etc.
Si bien nuestro país está muy distante de Ucrania, Rusia y Europa sentimos y vivimos la incertidumbre de lo que puede agravar y ocasionar las decisiones que tomen Rusia, la Unión Europea, Estados Unidos, China, etc. Aunque la guerra de Ucrania esté muy lejos, la tenemos tan cerca por lo antes expuesto de las conexiones mundiales, porque hay ecuatorianos estudiando en Ucrania y por las consecuencias económicas a las exportaciones de banano y rosas a Rusia, pero sobretodo, por esa vida en tiempo real que caracteriza nuestra actual modernidad.
Estamos sintiendo y viviendo el dolor de los habitantes de la zona de guerra, la de sus familiares y vinculados en el resto del mundo y de todos los habitanes del planeta que somos conscientes de la gravedad de la situación en los territorios de Ucrania, Rusia y los países cercanos.
Eso nos define como habitantes conscientes y reflexivos de un planeta nuestro y único donde habitamos.
Sentimos la inseguridad, incertidumbre y ansiedad cada vez que vemos las noticias e informaciones, por momentos vivimos los sentimientos de los afectados.
Sentimos como si el globo terraqueo fuera a explotar como un globo de aire. Además del dolor, la pena, la destrucción, el pinchazo de la guerra en Europa puede afectar al planeta drásticamente en las condiciones actuales, si llegan a utilizar armas nucleares.
Nuestras oraciones de cada día deben considerar esta guerra y pedir a Dios que ilumine a los participantes para que lleguen a un acuerdo de paz y detengan tanta mortandad y destrucción.