Las declaraciones del Presidente fueron elocuentes, pluralizadas, salvo el tema Hervas, y denotaron un profundo malestar. Su denuncia de corrupción debió realizarla a priori; no sabremos entonces si su evidente desasosiego fue por la derrota en sí o por el nivel de putrefacción parlamentaria. Está claro, empero, que el mandatario igual carecía tanto de los votos para su ley como de un plan B luego de su fracaso.
Lasso no dijo algo nuevo o desconocido por la sociedad. Los asambleístas, en el mejor de los casos y generalizando hasta donde quepa, son mediocres, de rancia cepa intelectual y voraz apetito metálico. La enclenque Asamblea no es más que el purgatorio judicial de politiqueros y ex funcionarios públicos que han gambeteado cana por legislatura gracias a la falta de institucionalidad. Evitamos mencionar sus cargos previos o afiliaciones actuales para eludir prevaricato social alguno en la personificación de los actores de reparto.
Luego de las acusaciones formales, probablemente provenientes de una memoria políticamente selectiva, cabe aún preguntarse si Hervas es el único presunto evasor tributario en el radar del mandatario. En el mundillo judicial muchos de los casos no políticos se resuelven con dinero y los litigios políticos se solventan basados en el vigente poder de los litigantes. Así, la justicia es en gran parte administrada ya sea con guita malhabida o a través de influencia política. Nuestra institucionalidad es el eslabón perdido de un sistema corrupto subyugado a los poderes de turno. ¡Hartazgo!
Claro análisis de la realidad y proceder de nuestros representantes cada vez más perdemos valor y respeto sobre ellos. No representa más que sus propios intereses.
Saludos cordiales Carolina Mejía Hurtado Directora Ejecutiva DD-HH Corporación MOCHICA SUMPA