22 noviembre, 2024

Ucrania

La invasión a Ucrania tiene en vilo a toda la humanidad, siendo ese país y la península de Crimea, objeto de la ambición de Putin, de someterlos bajo su total control, como lo fue antes de la disolución de la URSS en 1991.  La mayor preocupación radica, en que esta invasión, puede degenerar en un conflicto bélico general, que enfrentará a Rusia con Occidente, con Europa y las fuerzas de la OTAN. 

Rusia, Ucrania, Crimea, todos son pueblos de origen eslavo, igual que Polonia, Bielorrusia, Lituania, que han estado desde hace siglos bajo el área de dominación de los zares hasta 1918 y luego de la Unión Soviética hasta 1991. Ucrania y Crimea fueron conquistados por los ejércitos rusos de la Zarina Catalina II, a quien Rusia debió su grandeza en los años finales del siglo XVIII.  

El tema de fondo, es la pretensión de Putín, de devolverle a Rusia la importancia e influencia que tuvo en todos esos pueblos dos siglos atrás, pero más importante es tener libre acceso al Mar Negro y obtener salida expedita al Mar Mediterráneo. A su vez, Rusia pretende alejar la amenaza que le representan en sus fronteras las fuerzas del Otán. Por ello, viene reiteradamente exigiendo que Ucrania no ingrese a la Unión Europea, y mucho menos a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN.

Por su cuenta, el pueblo ucraniano tiene identidad e idioma propio, conquistó su independencia en 1991 y luchó por ella varios meses en 2013, y se resiste a renunciar a su derecho de pertenecer a Europa y/o asociarse con quien mejor pueda garantizar su autodeterminación y su futuro. Los Acuerdos de Minsk de 2014-5 han quedado desconocidos con la reciente invasión de Rusia a Ucrania.

La diplomacia occidental, ucraniana y rusa han fracasado, por no haber evitado desencadenar este conflicto de impredecibles e incalculables consecuencias. Además, de lo injusto de esta brutal invasión, lo inútil de tantas vidas humanas perdidas, la destrucción y daños materiales, lo peor será la desconfianza a futuro, que imposibilitará la coexistencia pacífica e imposibilidad de lograr una verdadera paz mundial. Se teme que las reales pretensiones de Rusia sea avanzar y ocupar más países, hasta llegar casi al antiguo muro de Berlín. 

Los romanos, dos mil años atrás, valoraban La Paz como el mayor intangible de su imperio.  Acuñaron el término Pax Augusta o Pax Romana y se ufanaban para referirse a esa característica y periodo específico de su imperio, que les permitió progresar, extender su cultura, instituciones, desarrollo económico y vasto dominio territorial. Sin paz no era posible llegar muy lejos entonces, ahora tampoco.

USA, Europa, China, Rusia, todas las potencias deben entender, que vivimos en un mundo interdependiente, que nadie puede negar que nos necesitamos unos a otros, para coexistir y derrotar a los enemigos comunes, que no son otros, que la pobreza, desigualdad, ignorancia, intolerancia y el afán de dominación. El mundo vivirá en paz, en la medida que aprendamos a no agredirnos, a respetar las libertades y derechos históricos de todas las naciones.

No hay justificación, Rusia debe cesar su agresión y aceptar que cada país es libre y soberano, comenzando por Ucrania, un pueblo hermano. 

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Por informaciones aparecidas en los medios de comunicación colectiva conocemos de la pésima actuación del presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE) Omar Simón y de todos los integrantes de este Cuerpo Colegiado en la conformación y supuesto “ Concurso de Méritos “del Consejo de Participación Ciudadana. A esto se suma también las graves denuncias realizadas por el asambleísta Andrés Páez quien pidió al Consejo Nacional Electoral informar de manera clara y enfática como se realizó este concurso. Asimismo, exigió a los miembros del Consejo Electoral aclaren sobre la relación de los concursantes con el gobierno y el partido MPD.

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