José Antepara Arenaza
José María Antepara Arenaza es el prócer de la Independencia de Guayaquil menos investigado, sobre su vida se conoce muy poco. Nació en Guayaquil el 2 de marzo de 1770, lo que lo hace diez años mayor que José Joaquín Olmedo y 13 años mayor que Rocafuerte. Viajó a México en 1784, tenía 14 años, terminó sus estudios allí, donde vivió más de dos decenios. Teniendo tan poca edad debió viajar acompañado de algún familiar y mientras estudiaba vivía en su casa, o ingresó en un colegio con dormitorios. No he podido conocer qué lo llevó a radicarse en México. Hay historiadores de ese país que escriben sobre un Juan Lorenzo Antepara cuyo nombre coincide con el del hermano mayor y del padre. Era importante empresario, dueño de un barco, importaba cacao de Guayaquil y “géneros de China”, seguramente la seda de gran demanda en las colonias españolas. Tenía negocios con Francisco Fagoaga, en los próximos párrafos me refiero a él e Isidro Icaza Caparroso, hermano de Martín que vivía en Guayaquil y yerno de Ignacio Yraeta, uno de los hombres más ricos de México de esa época. Juan Lorenzo formó parte del cabildo con el cargo de regidor en 1814. (Valle, p201-203; Moncada, p.264). La investigación para conocer si era el padre, se encuentra en desarrollo. El hermano no podría ser porque apenas era un año mayor.
Se casó en la capital azteca a 1798 con María Ignacia Escurra y tuvo tres hijos, dos mujeres y un hombre, José María de Antepara y Escurra, nacido el 19 de Febrero, 1803, aparece como cadete en la marina de guerra mexicana en 1824. No hay información de cómo y cuándo llegó él a Guayaquil, probablemente algunos años después del fallecimiento de su padre. En algún momento se estableció en Santa Elena, para dedicarse a la exportación de orchilla. José se casó con María de Jesús Marín y Rodrigo; falleció en 1842. Parece que el matrimonio con María Ignacia fue de corta duración. Pilar Gonzalbo Aispuru comenta que en 1806 José María escribía cartas a su esposa, pretendía convencer a su “adorada Ignacita” de que regresara con él enviándole afectuosas expresiones y llenándola de regalos. Ella le devolvió todo, no contestó sus cartas. Por lo que escribe Gonzalbo parece que José María fue un don juan. (Gonzalbo, p41) Lo que explica la ausencia de información sobre su esposa después de irse él a Londres en 1809, lo mismo cuando regresó a Guayaquil en 1816.
Su vida fue llena de misterios, muy poco se conoce de él. La escasa información que he logrado encontrar señala haber sido un personaje muy importante. El libro Cartas de Fray Vicente Solano (sacerdote y escritor cuencano) publicado en 1906, reproduce las dirigidas a José María Laso. En la del 2 de febrero, 1842, Solano escribe: “En cuanto a su duda acerca de los hombres ilustres de Guayaquil, supuesto que usted quisiera que lo nombrase al menos tres, voy a satisfacerle[…] Cuando estuve en Quito, muy joven, leí un excelente elogio de un tal Antepara, guayaquileño, escrito por el sabio granadino Don Francisco Caldas[…]nos haría conocer a este ilustre guayaquileño desconocido y olvidado por sus compatriotas: no consta en el Semanario del Nuevo Reino de Granada, al menos en la edición de París, 1849. Ni Cevallos, ni Herrera, ni Campos han hecho mención en Antepara, sobre quien por lo tanto queda abierta una patriótica investigación”. (Pólit, p45). Han pasado 178 años y muy poco se ha encontrado. Muy lamentable.