La ilusión y la esperanza que creó en los ecuatorianos el nuevo gobierno, ha terminado siendo frustración, al conocer el paquete de medidas económicas. ¡Qué barbaridad! La misma receta de siempre con nuevos adornos. Esperábamos decisión y encontramos cobardía, ¿Por qué entonces, en la campaña electoral, nos dijo que sabía lo que hay que hacer y, todavía, que sabía como hacerlo? En la economía familiar, si el dinero no alcanza, al jefe de casa le quedan dos caminos: o aumenta sus ingresos o limita sus egresos. El gobierno en esta situación decidió sacrificar a los gobernados y seguir gastando, sin importarle la crueldad que tiene la actitud de aumentar por esta vía el costo de la vida. Aplicó la ley del embudo: el extremo ancho en beneficio del estado y el angosto para el pueblo empobrecido.
Confiábamos, ¡vana ilusión!, que el Sr. Guillermo Lasso Mendoza y su equipo económico, tomarían valientemente al toro por los cuernos y nivelarían el presupuesto reduciendo los gastos del estado. Pero, prefirió castigar a los ciudadanos que trabajan y producen y mantener a los intocables de la clase privilegiada: los burócratas innecesarios,. Y no son solo sus sueldos, bonificaciones y beneficios adicionales, pues además nos cuestan la energía eléctrica que consumen en sus oficinas, sus teléfonos regulares y celulares, sus vehículos y viajes, el mobiliario, la papelería, el costo y mantenimiento de sus edificios y principalmente, las trabas que nos crean día tras día y con mucho ingenio para justificar su existencia.
Las consecuencias de las medidas tomadas las conocemos de sobra, pues la historia nos las han mostrado una y otra vez: desconfianza, no inversión, desempleo, hambre, delincuencia, subdesarrollo y, como consecuencia de este ultimo, nuevamente desconfianza, no inversión, desempleo, hambre… y así se repite concéntricamente agravándose la situación económica a más y más. Los estadistas de turno conocen muy bien esta secuencia, pero la indecisión y el cálculo político, les impide romper el circulo vicioso.
Las expresiones «ajuste económico», y «paquete de medidas», se han convertido en el Ecuador en sinónimo de «más impuestos». ¿Hasta cuándo soportaremos el trabajar para tributar en beneficio de quienes con indiferencia nos «gobiernan»? ¿Será necesario el enfrentamiento entre hermanos para redefinir la normalidad de lo que es el servidor publico? Dios no lo permita.
El Presidente de la República y sus asesores, perdieron la oportunidad de aprovechar la actual coyuntura económica para pasar a la historia como un equipo de hombres capacitados, valientes e inteligentes que se atrevieron a poner en práctica la receta adecuada, por todos conocida, en beneficio del pueblo ecuatoriano.
¿Y cuál es esa receta? Promover la inversión generadora de empleo, creando confianza a través de un Estado con seguridad jurídica real, arrasando con la corrupción sin miramientos, reduciendo la burocracia a lo necesario, etc. etc. En fin, como dije en el párrafo anterior, la receta es conocida por todos, lo que falta es la valentía para aplicarla.
IN ARTICULO BIEN CLARO PARA EL QUE QUIERA ENTENDERLO
Parece un gobierno «socialista europeo» pero sin plan Marshal.