Verdad científica es que el Planeta desde su creación ha estado, está y estará en constantes cambios por períodos más o menos intensivos; sin embargo, realidades evidentes que antes no existían hoy están presentes y seguirán por los siglos venideros; o, hasta que el Universo adquiera otras características.
Se podría mencionar: aumento poblacional con sus complejidades de bonanza o pobreza según el grado de desarrollo que haya adquirido cada pueblo con relación al sistema de vida, como resultado del impulso dado a la investigación científica redundando en invención o innovación para poder resolver los ingentes problemas que surgen.
Al momento, somos más de siete mil trescientos millones de seres originando deforestación, sequía, aridización, contaminación del aire, agua y suelo; incidencia por la movilización aérea, marítima o fluvial, terrestre o ferroviaria utilizando energías contaminantes; desperdicios infectantes de toda índole, derivando en el mal uso del líquido oceánico o vital; forzamiento del uso del suelo para conseguir incremento de las cosechas mediante productos químicos-transgénicos, igualmente, utilizados en el cuidado de la salud humana o animal; viajes exploratorios espaciales que dejan huellas de basura espacial, en fin…, mil y más motivos que ocasionan, irremediable y actualmente, miles de millones de toneladas de desperdicios para luego transformarse en gases cuyo destino final y único será: La atmósfera, leve envoltura gaseosa, de composición definida que rodea a la Tierra y cumple diversas funciones para la conservación de la Vida. Si no fuera por ella no tendríamos existencia.
Y, pensar que aún hay incrédulos que en su soberbia neófita politiquera pretenden desconocer los efectos del cambio climático, reafirmado mediante certeza científica y las exteriorizaciones que nos demuestra la Naturaleza, cuyo primer reflejo veraz, es la migración, calculándose que existen más de doscientos cuarenta millones de ciudadanos, de los cuales cerca del 30% son ambientales, generando abandono del terruño propio e incremento en otros lares la satisfacción de sus necesidades; cataclismos como terremotos, huracanes, incendios y más que representan, igualmente, miles de millones de dólares perdidos, agudizando la pobreza en muchos países.
Mantener ese predominio de “amo y señor” del Planeta tiene que finalizar, cambiar, no es lo mismo haber existido en el siglo X a.C., un millón de personas a los actuales. Somos parte de la Naturaleza, debemos integrarnos no disociarnos porque el cambio climático es y será el eje influyente en todo desde la política verdadera y humanista pasando por: salud, alimentación, educación, agricultura, trabajo, finanzas, vivienda, vías de comunicación, etc.
Para resolver tendremos la invención e innovación, especialmente, tecnológica, rayo esperanzador de la vida humana presente y futura.
La naturaleza y solamente ella decidirá el equilibrio de los hábitats y las especies que funcionarán en el planeta.
Nunca sabremos si la intervención humana en esta convivencia ha sido o no para bien.
Incluso las vacunas que hasta el momento han sido exitosas no han podido tener el tiempo suficiente para conocer los «efectos secundarios»
Agua limpia, aire limpio y reforestación deben ser las únicas preocupaciones del hombre para bien del hombre.