¿Puedo llamarlo “así”? Pregunto porque deseo recordarle su tradición ancestral con tantos atributos que fueron y son motivo de admiración y orgullo de propios y extraños, en organización tribal, en conocimientos de construcción, en la forma de mantener comunicado al reino de Atabalipa, -aunque en otras tribus norteñas ya lo tenían incluyendo el intercambio comercial- en la medicina ancestral, en astronomía y tantos beneficios que ustedes bien podrían ser fomentadores de esa cultura riquísima e inexplotada; sin embargo, no veo de parte de su dirigencia algún aliciente de apoyo por conservar, fomentar y explotar tanto talento tradicional abandonado y sin ningún atisbo de recuperación.
¿Por qué? Se debe a la poca visión de oportunidad y sano orgullo por cambiar la suerte de sus congéneres pretendiendo ahondar y mantener caminos no verídicos en vez de optar ganar no solo ustedes sino el país, sin menoscabar la unión, progreso y fomentar la tradición ancestral cuyos vestigios lo han determinado los antropólogos desde hace doce mil años antes de Cristo, cuyos fundamentos fueron tres principios: solidaridad, reciprocidad y colectividad que, de alguna manera, fuera parte del texto constitucional de 1998 (art.97 #20 transferido a la actual en el art.83 #2) no ser ocioso, no mentir, no robar.
En Barcelona, mientras estudiaba en dicho país, fue orgullo y alegría saludar con comerciantes otavaleños vendiendo sus habilidades artesanales de las cuales poseen a raudales en muchas, muchas actividades. Su agricultura, con productos tan proteínicos serían los protagonistas comerciándolos, exportándolos cuyos beneficios económicos contribuirían al bienestar propio y ajeno. ¿Por qué las desperdician en protestas vejatorias, dañinas, divisorias? Se aprende lo bueno de otros, ejemplo, la promoción china a su civilización antepasada; no de lo abyecto. Todos perdemos y usted, especialmente señor Iza, no dejar algún legado de superación pacífica con derroteros fructíferos y, sobre todo, de orgullo sano y próspero para sus conciudadanos.
El porvenir nunca se ha labrado con guerra, confrontación sino con el estudio, la constancia, el trabajo, el convencimiento de saberse dueños de tan vasta sabiduría ancestral, he recordado a don Eugenio Espejo y Santa Cruz. Se debe pensar en nuevos horizontes y no proceder con horror, atraso y formas perjudiciales para todos. Mi exhortación vehementemente a ello. Nuestro prócer Olmedo ya lo dijo: “Los hombres hábiles ambicionan convencer, los hombres mediocres o sin talento no aspiran sino mandar”.
Nota: No me dices nada sobre la protesta de manabitas reclamando la vigencia de la constitución española de 19 de marzo de 1812.
Que buena ilustración deja mi estimada Regina Zambrano, será necesario que sea una semilla en tantos indígenas que se están preparando, y no seguir con estos líderes nefastos que deben ser rechazados por nuestra sociedad y las generaciones nuevas de nuestro golpeado país y de esta forma incrementar el bienestar de los ciudadanos de bien que de buena forma contribuímos al desarrollo de nuestro país.