La actividad comercial es inmemorial y está presente en la vida humana, considero desde los albores más remotos de la convivencia humana, precisamente, por ser inmanente de aquella. Hay pruebas que así lo testimonian; entonces, estamos frente a la vida misma.
Como toda manifestación ha tenido, tiene y tendrá su evolución, su transformación, llegando al momento bien podemos indicar, existen cerca de once formas de comercializar los productos y servicios, sea en ámbito nacional o internacional.
Solo menciono, no describo, sus contenidos a saber: Comercio Justo, Comercio Ecológico y dentro de esta modalidad el Solidario, Equitativo o Equilibrado, con Responsabilidad Social y sus derivaciones con identidad propia como son: Responsabilidad Social Corporativa y Negocios Inclusivos. De igual forma podemos citar: Libre Comercio que tiene una contraposición, el Ambientalista, para continuar con Agenda 2030, programa de las NN. UU., tendiente a establecer compromisos de todos los gobiernos en un abanico de programas inmerso el comercio con visos de ética y visión humanista.
Otra forma: Los dirigentes de multinacionales, también, han tenido sus propias proyecciones desde 1992, siendo una de ellas, Visión 2050. Finalizamos con los miramientos de la Iglesia Católica contenidos en la encíclica papal de Benedicto XVI, “Caridad en la Verdad” que, si bien, trata de diversos aspectos, en cuanto a la actividad comercial se centra en: “novedosa propuesta de introducir y alentar el principio de «gratuidad» en la actividad económica ordinaria”.
Sin embargo, creo que todo surgimiento de modalidades, cualquiera sea su aplicación, debe estar acorde con las necesidades y manifestaciones del conglomerado social al cual va dirigido. Por ello es interesante disgregar algo sobre el Comercio Justo en su dimensión no solo comercial sino las características propias de la sociedad que la aplica, base cierta para su auge o declive.
Se presupone que nace con conferencia de la UNCTAD: Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo de 1964 cuyo objetivo fundamental era “ayudar económicamente a los países pobres a través de un régimen de apertura comercial de los países desarrollados”, teniendo mayor acogida en los mercados europeos, especialmente, Alemania, Suiza, Francia, Suecia, entre otros.
Como se puede observar, en todos ellos se trata que, tanto el humanismo como la justicia, prevalezcan en tan necesaria como milenaria actividad humana.