Me uno a los reclamos presentados en Diario Expreso y a la queja de cientos de ciudadanos que nos sentimos vulnerados y afectados por las continuas e injustas multas aplicadas en la vía a la Costa.
Viajo frecuentemente acompañado de mi familia y mis hijas pequeñas, por lo que no excedo la velocidad permitida y me preocupo permanentemente de no manejar más allá de ese límite. Sin embargo me llegan multas de manera frecuente y por demás injusta.
Esto está afectando mi nivel de ingresos y me siento en estado de indefensión, pues al preguntar a amigos abogados me dicen que es inútil el reclamo. Veo que no soy el único por lo que se lee en los periódicos y reclamo que revisen esas mal llamadas máquinas de control; son más bien máquinas de hacer dinero para la entidad de manera no justificable. Cobran multas sin control, peor si dicen aceptar que no están bien reguladas. Solicito que se nos devuelvan esos valores y no las utilicen más hasta que sean revisadas.
El objeto de limitar la velocidad en las carreteras y aplicar multas disuasivas no es ni debe ser fabricar una máquina de extracción de dinero de la ciudadanía sino evitar accidentes. Y solicito se revean las señales de velocidad permitida, pues también cambian el límite de velocidad de un momento a otro y bajan considerablemente, lo que hace imposible seguirlas. Debe haber una sola velocidad y otra al llegar a puentes y comunidades.