La sociedad ecuatoriana en su conjunto como estado, en su estructura jurídica y política se encuentra agonizante por la metástasis que ha comprometido todo su tejido social.
Un poder ejecutivo sin un programa de gobierno cierto y ejecutable, totalmente como barco a la deriva, con acciones y omisiones que hacen patético el desconocimiento de la ley y sus límites al denunciar ilícitos y luego retractarse; con actores sin visión, mística y experiencia respecto de la cosa pública, que confunden su obediencia como si su accionar fuera en lo privado, con la agravante negligente de que los mandos medios no se han renovado, todos ellos prosélitos del gobierno más corrupto que registra la historia del Ecuador, quienes permanentemente boicotearán las acciones del gobierno
Una asamblea, poder legislativo, cuyos integrantes, salvo rarísimas excepciones, ignorantes de consulta, ninguno con aptitudes intelectuales para formular leyes en bien de los requerimientos nacionales. Eso sí, muy capaces para ser beneficiarios de diezmos y algo más, como también pregonar que de robar se trata hay que hacerlo bien, campo en el que debemos reconocer: dan cátedra.
Poder judicial pútrido, en los diez años del gobierno del hoy prófugo, fue destruido desde sus cimientos, se crearon judicaturas sin especialidad por materia. Unidades Judiciales en las que sus titulares están “capacitados” para conocer desde una infracción o delito menor hasta una Acción de Protección de Derechos, que de ser de orden constitucional se requiere de una sapiencia especializada, por ello las manipulaciones legales como los prostituidos Habeas Corpus actuales y otras triquiñuelas. ¡Que galimatías!. I, aparte, no olvidemos la falta de probidad. “Razones” poderosas deben convenir a estos operadores de la justicia para que hayan delincuentes que en dos o tres años han sido aprehendidos por la policía diecinueve veces y se encuentran libres o con grilletes que no les impide asaltar, matar, incendiar.
Además de estos que atañen a la estructura política estatal, existen otros que agravan la supervivencia de nuestra sociedad.
La corrupción es lacerante. No hay institución pública que no esté afectada por latrocinios de sus funcionarios. A diario somos informados de cuantas pillerías se han cometido y se siguen cometiendo. La norma no robar ahora es la excepción.
El narcotráfico ha corroído algunos estamentos sociales, incluso los obligados a su control. Está diezmando gran parte de nuestra sociedad, y, lo más grave, pervirtiendo a nuestra juventud.
Como apéndice, aparece la inseguridad ciudadana, que afectada gravemente está destruyendo el comercio y la creación de plazas de trabajo, pues en algunas ciudades del país ciertos comercios o pagan la vacuna o cierran sus negocios para no ser afectados por pandillas dependientes de carteles que manejan el ilícito negocio de la droga.
Siendo graves los males, nos asalta la percepción de estar frente a un estado fallido. Es momento y necesario de aplicar la práctica sabia e inteligente de los médicos: JUNTA MÉDICA.
El señor presidente, como mortal ciudadano, hoy dirigiendo los destinos patrios debería de modo urgente, urgentísimo, invitar a un grupo reducido de ciudadanos de sabios conocimientos en la cosa pública -superiores a los suyos- y llenos de amor patrio, para en plazo impostergable de noventa días, definir de modo conjunto un realizable plan de gobierno nacional que contemple entre otras urgencias:
- Reducir la carga burocrática en un 20% por lo menos.
- Eliminar todos los impuestos que afectan a la clase media y pobre del país.
- Implementar normas y procedimientos útiles para estructurar la seguridad jurídica del país.
- Abrir de manera diáfana y franca las puertas a la inversión extranjera en: banca, tecnología y servicios.
- Desarrollar de manera urgente y agresiva la obra pública mediante el sistema de concesiones y alianzas públicas-privadas para el desarrollo del país y creación de fuentes de trabajo.
- Implementar con otros países de la región y de Europa un plan estratégico y global para combatir la producción, tráfico y comercio de la droga, así como el lavado de dinero y otros delitos afines. Solos imposible.
- Desarrollar con asesoría internacional un plan efectivo para combatir la delincuencia nacional.
- Estructurar leyes y sanciones para un castigo ejemplar a los saqueadores de los fondos nacionales, a los violadores de menores y a los delincuentes contumaces.
- Crear un Congreso Bicameral: Cámara del Senado y Cámara de Diputados con 70 miembros máximo en su conjunto, pero con exigentes requisitos de probidad, principios éticos y morales, y, obvio, conocimientos. El Senado sería el ente nominador de todas las autoridades de control.
- Reformar de manera integral la función judicial en la que la Suprema Corte sea además de orden Constitucional a través de una sala especializada, y, así mismo, otra sala nominadora de todos los servidores judiciales.
- Eliminar el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, así como el Consejo de la Judicatura.
Esto y mucho más.
Al Ecuador se lo salva hoy, mañana es tarde. Perecemos.
Luis Santillán Morante, Abg.
Decia mi abuela,»nadie diga zape hasta que la tierra lo tape» , emocionado con su comentario que refuerza mi coraje…no estamos muertos,andamos de parranda. Cuando pueda vengase, para que dicte una charla o cnversatorio, con un buen chocolate y pan de agua….saludos.