Los países no sólo recuerdan eventos favorables, también los desfavorables. Este año Ecuador tiene cuatro conmemoraciones, en orden cronológico: batalla del Pichincha (24 de mayo), golpe de estado de Simón Bolívar en contra de la junta de gobierno de Guayaquil (13 de julio), entrevista de Simón Bolívar y San Martín (27 y 28 de julio), y la anexión de Guayaquil a Colombia (31 de julio). ¿Cuáles sucesos beneficiaron o perjudicaron a Guayaquil y resto del país? Unas personas afirmarían que todos los eventos fueron favorables, otras opinarían que unos sí y otros no, y finalmente algunas sostendrían que ninguno contribuyó a cambiar el futuro de Ecuador.
La batalla del Pichincha fue la culminación militar iniciada por José Joaquín Olmedo en noviembre de 1820, es verdad histórica que muchos historiadores de provincias andinas no reconocen. Era el anhelo de todo guayaquileño y resto de la Audiencia de Quito independizarse para ser dueño de su propio destino. En la primera edición del Patriota de Guayaquil del 26 de mayo de 1821 se encuentra lo que podría ser el plan económico de la provincia de Guayaquil independiente: “El Comercio, que fomentando la Agricultura, derrama sobre los pueblos la riqueza, la abundancia y la prosperidad, está llamado imperiosamente a esta provincia, que le presenta todos los atractivos imaginables. Su localidad, sus puertos, sus ríos, su arsenal, y sus frutos la hacen en el Sur el centro de las especulaciones mercantiles, pues ninguna otra puede presentar tantas comodidades reunidas. El hombre laborioso al pisar este país se hace comerciante por un influjo irresistible. Habla: y al momento se conmueven las montañas y le presentan toda especie de maderas: Las toca, y ya flota sobra las aguas la nave acomodada a sus deseos: El cacao, algodón, café, quina, maderas,…” A continuación hay referencia a que siendo Guayaquil un puerto concurrido por donde ingresan mercadería extranjera los ecuatorianos de otras provincias “…concurren a él como una feria perenne, en que el fierro, algodón, acero[…]toda materia de comodidad y lujo, es trasportada fácil y abundantemente: haciéndose Guayaquil por sus producciones a unos, y por sus consumos a otros, necesaria a todos” La exposición se refiere al elevado costo de haber sido colonia: “Si tres siglos de ignorancia, monopolio, trabas, y prohibiciones, no hubieran atado numerosas manos; nuestra opulencia habría llegado al más alto grado, y esta provincia, señora del Pacífico, no tendría un palmo de tierra sin habitante, no un vecino sin fincas y caudales. Era preciso un Gobierno como el peninsular para detenernos en la vasta y florida carrera, que nos ha abierto la misma naturaleza. Pero estos tiempos aciagos han pasado ya…” Continua una lista de lo que se podrá hacer como crear una legislación que “era un cálculo arbitrario de la tiranía…” termina la exposición con perspectivas promisorias: “…dentro de breves años la cadavérica provincia de Guayaquil, despreciada y exprimida por los mandatarios españoles, será como una joven robusta, hermosa y rica, cuyos hijos a la sombra del árbol de la Independencia, serán virtuosos y felices, porque serán industriosos y libres”.
¿Qué sucedió en decenios y siglos posteriores? ¿Se hizo realidad el plan económico de 1821? La semana pasada comenté lo que Gran Colombia había sido para Guayaquil. No hubo ningún beneficio durante los primeros 8 años de nuestra “independencia” Está en comillas porque no existió la libertad tan anhelada, entre otras expectativas no cumplidas. ¿Qué sucedió cuando nos convertimos en república? Continuará.
Totalmente de acuerdo. Deseo felicitarlo Sr. Arosemena, soy un asiduo lector de sus editoriales y veo, a través de ellos, el profundo conocimiento de nuestra historia. Solo me queda entusiasmarlo a que continúe por ese camino. Será un excelente legado para las futuras generaciones.
Publio Vargas Andrade