Cuánto dolor nos recuerda la Historia que vive este país; los ecuatorianos también sufrimos las consecuencias originadas por la ley de la fuerza irracional, prepotente, resultado del todavía existente oscurantismo intelectual de ciertos personajes que, momentáneamente, desempeñan legalmente funciones temporales, aunque con visos ciertos de ilegitimidad, principio eterno del derecho de las gentes antes; o, actualmente, el Estado de Derechos.
Putin, piensa y obra como si fuera a vivir toda la vida; vive retroactivamente en la década de 10-20 del siglo XX; o, pretender que su accionar sea recordado por todos, sí por todos como hombre que no quiso vivir en paz, progreso, bienestar sino manchado de sangre quizá de cuántos inocentes que por su soberbia mueren, alegando “pretendida justificación” de que Ucrania fue siempre de Rusia, incluso la invasión a Crimea, donde las naciones no reaccionaron y, es lo que creo, le dio nostálgicos recuerdos para su actual proceder y podría ser modelo repetitivo para China respecto a Taiwán.
Revisar la Historia del pueblo ucraniano desde el siglo V antes de Cristo, formó y se forjó por tribus eslavas ya en 882, siendo invadidos una y otra vez lo que permitió que su pueblo identificado con su nacionalidad ucraniana subsistiera contra los lituanos, moscovitas actuales rusos, bálticos, polacos para, luego, de largo trayecto arribar al movimiento comunista arrebatado por una ideología diríamos patológica, los anexó hasta que derrumbado en 1990-1 lograron su identidad las quince naciones subyugados desde 1917. Parece no aprender de la Historia y de las ansias de un pueblo de ser libre. El ADN libertario siempre permanecerá en su íntima y eterna identificación nacional.
Con el tiempo, los límites territoriales terrestres no existirán porque el ser humano habrá superado estas “pequeñeces” dado que tendrán que hacerlo tanto en lo extraterrestre y subterrestre, originando calificar a estos “personajes” como lo que son: criminales.
Mi solidaridad hacia los ucranianos semejándose a David y Goliat en esta grotesca repetición de abuso de la ley de la selva y, dolorosamente, nos recuerda nuestra sangrante Historia Nacional.
;Muy buen artículo Regina.