21 noviembre, 2024

En realidad somos quienes éramos…

Entre las ancestrales tribus africanas, existe la creencia de que cuando un hombre está en una situación desesperada y sin solución, se debe convocar a los espíritus de sus antepasados para que lo ayuden.

La energía emanada, de la sabiduría que sus predecesores engendraron, acudirá hasta quién los invoque para ayudarlos, en lo que sea por grave que esto sea.

Cuando vivían nuestros antecesores, generaron muchos sentimientos, pensamientos y acciones.

Gracias a ellos somos lo que somos.

Esa inconmensurable energía que desencadenaron, fue transmitida a sus descendientes y estos a sus descendientes y así sucesivamente, hasta llegar a nosotros para ser lo que somos.

Toda la fuerza que pusieron; la pasión con la que lo hicieron, las emociones con que vivieron, las acciones que llevaron a cabo, son energías que no se terminaron sino que se transmutaron en lo que hoy es nuestra fortaleza.

Somos un consiente fecundado por la sabiduría de nuestros antepasados.

Nuestro todo, es una parte de sus partes. Nos concebimos como la integridad de un total.

Valemos el final de un agregado.

Vivimos una historia que se engendra con todas las historias.

Nuestra realidad es la consecuencia de sus realidades.

Hemos sido criados con las enseñanzas de nuestros padres. Ellos a su vez fueron criados con las enseñanzas de sus padres. A su vez ellos lo fueron con las enseñanzas de los suyos y estos lo fueron a través de las de ellos y estos se hicieron con las enseñanzas obtenidas de la misma forma a través de cada generación, tras generación, tras generación.

Vivimos nuestra libertad como algo implícito en nuestro ser.

El poder decidir, es un imperceptible que lo sentimos como un derecho natural.

Jamás reflexionamos, para saber el precio que nuestros precursores pagaron para que la tengamos.

Cuando estábamos sometidos al yugo de los conquistadores, nuestros predecesores derramaron su sangre para legarnos ese derecho.

Hoy vivimos la libertad, como una sensación connatural de nuestro sentir.

La convicción de ser libres para decidir nuestro destino, costó sangre y esfuerzo de muchos seres que ofrendaron sus vidas para que nosotros gocemos de este derecho.

Lo que aprendemos en la escuela, colegio o la universidad, son pensamientos de quienes los pensaron antes que nosotros y forman el pensamiento de nosotros.

Nuestra forma de ser, nos identifica como sujetos hospitalarios, inteligentes, indómitos y trabajadores.

Esta es una identidad fraguada por quienes nos precedieron y con su ejemplo concibieron la identificación que nos caracteriza.

Lo orgulloso que somos de ser lo que somos, es la consecuencia de lo que fueron quienes lo fueron.

Gracias a la energía que ellos engendraron, hemos conformado nuestra forma de ser.

Por eso cuando tenemos problemas deberíamos convocar a nuestros antepasados y a su energía para que nos ayuden.

En realidad somos quienes éramos.

Siempre seremos lo que fueron los que fueron…


Artículos relacionados

Felicidad y aprendizajes

Si observamos los aprendizajes cognitivo-afectivos de los seres humanos, veremos que en esencia son fruto de una relación directa de los individuos con el entorno en el cual están los “referentes”, llámense […]

1 comentario

  1. Una realidad indiscutible
    Somos lo que nuestros antepasados con sus cargas de sus antecesores crecieron, llevando en su espíritu las secuencias que vivieron en su andar en la vida.
    Interesante punto para reflexionar y tratar de actuar para el beneficio de nuestros desendientes.
    Gracias por ofrecernos un momento de meditación espiritual y mental

    Consuelo Sánchez Mazzini

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×