“No preguntes que puede hacer tu país por ti…
Pregunta qué puedes hacer por tu país”John F. Kennedy
Hermosa sentencia. Inspiradora norma que todo buen ciudadano debe tenerla como guía de sus actos para consigo mismo, la familia y su patria.
Este inspirador pensamiento nos obliga a un examen de conciencia frente a las exigencias sociales que en vida debemos cumplir respecto de nuestro país. I, en ese propósito observamos que el Ecuador está constituido por dos grupos humanos de particulares idiosincrasias. Los unos: costeños, los otros: serranos e indígenas.
Los primeros, inspirados siempre: “qué puedes hacer por tu país”. Costeños, ejemplo de trabajo, riqueza y grandeza, ejecutores de sacrificadas actividades productivas como cultivo y producción de: cacao, café, banano, plátano, pesca, camarón, caña de azúcar y otros de exportación que generan miles de plazas de trabajo y millones de dólares, soportes indiscutibles para el erario nacional, sustento del pueblo ecuatoriano. Además, desde antaño creando instituciones benéficas para ayuda humanitaria de propios y extraños.
Los otros: indígenas, cuya diaria interrogación es: “qué puede hacer tu país por ti”. Es decir sus pensamientos y aspiraciones son: que puede hacer el país por ellos. No olvidemos que en el concierto económico nacional no constituyen fuentes productivas de plazas de trabajo y aporte al erario nacional, deviniendo en carga para el estado y la sociedad, salvo raras excepciones, puesto que están mentalizados en pedir y pedir; así como ejecutar injustificados levantamientos causando destrucción y muertes. Han aniquilado economías públicas y privadas, por ello el sector productivo y la mayoría del pueblo ecuatoriano se pregunta: ¿Por qué el gobierno se sienta a dialogar con quienes paralizan el desarrollo del país e incendian la capital?. En este caso, lo único que cabe, es mandarlos al lugar que les corresponde: la cárcel.
Dentro de este segmento de la serranía tenemos una población no indígena, numerosa e importante: burócratas, militares y policías, quienes por su vocación y actividad no generan riquezas, pero constituyen números en el obeso presupuesto del estado. Excepción justa y merecida: los floricultores y ganaderos, quienes siendo fuentes de trabajo y riqueza son diezmados miserablemente por sus coterráneos indígenas en cada levantamiento.
Ante estas realidades, quien es nuestro gobernante, en la soledad del poder debe profundamente meditar y revisar sus ejecutorias. El dialogo no debe ser con terroristas, sino con los que diariamente crean fuentes de riqueza y grandeza. El conoce muy bien quienes mirando más allá del horizonte no duermen soñando en un Ecuador lleno de grandeza y prosperidad. Entonces, debe actuar con verdad y honradez demostrando que es inteligente al nombrar funcionarios de primer nivel tan inteligentes como él, o más. Pero, además, eliminando la hojarasca correista enquistadas en los mandos medios desde hace 14 años. Saboteadores del desarrollo.
Que pena que su regionalismo obtuso, le haga escribir lo que escribe. Hay grandes industrias y empresas en la Sierra, que también dan trabajo a millones de Ecuatorianos. No todos los indígenas son estiradores de manos, hay un gran número que vive de su trabajo, excepto los izas y los otros que se venden al mameluco. Para realizar un comentario como el suyo, debe poner cifras reales. Números, no palabras.