La primera y única ocasión que participé en un Censo, lo hice en sexto año de secundaria en el Colegio Javier de Guayaquil. Era entonces una participación obligatoria, de los alumnos de cuarto,quinto y sexto año, al igual que en el resto del país. Nos correspondió censar en un sector del suburbio de la ciudad, al mando del entonces Lic. Emilio Romero Parducci, nuestro profesor de Cívica y de Constitución
El Lcdo. Romero, él mismo nos capacitó, en aquellos aspectos muy concretos que se les escapaban a los instructores del Censo, que también nos capacitaron. Tuvimos que estar a las siete de la mañana, en la manzana, de este sector suburbano que nos tocó actuar, hasta la 17h00, que terminaba.
A mí me correspondió supervisar a los alumnos que censaban. En aquel entonces, los censistas, sí ingresaban a los domicilios y en su interior tomaban los datos del cuestionario. Se trataba del segundo censo poblacional y primero de vivienda. La gente de estas humildes viviendas eran muy amables, incluso les ofrecían comidas o bebidas refrescantes, pero era prohibido a los censistas aceptarlas.
Terminada la labor de los censistas, la información, me las entregaban y, a su vez, todas las del sector que me correspondía, se la entregábamos al Lcdo. Romero. Nos retiramos del lugar en los mismos medios en los que llegamos. Quizás algunos colegios los llevaban en sus transportes escolares, no lo recuerdo.
Fue una grata experiencia de vida. Pudimos conocer de cerca cómo habitan las personas en tales sectores, sin agua potable (se hacía mediante tanqueros), sin pavimentación, sin servicios higiénicos (tenían letrinas y pozos sépticos en sus patios, en la mayoría de ellos) y en ocasiones sin energía eléctrica y con un poco hacinamiento familiar de ciertas familias numerosas.
De nuestra participación, como estudiantes, en el censo, salimos hinchados de civismo, al participar como jóvenes aún no ciudadanos (tenía 16 años), en tan importante labor estatal.
Los censos se realizan cada diez años (este era el del año 1962). Son útiles herramientas de trabajo, para los gobiernos de turno. Pues tales datos se recopilan y se seleccionan, por cada rubro, de suerte que los presidentes y sus ministros de Estado, los legisladores,y otras entidades públicas, sabían dónde tenían que poner mayor énfasis en su gestión pública y los legisladores dictar las leyes que procuren mejorar las condiciones de vida del pueblo ecuatoriano.
En esta ocasión el Gobierno Nacional, ha utilizado, unos 18.000 censistas, pero universitarios, que les tomará unos 11 días realizarlo en todo el país, ha incluído a las comunidades indígenas de Costa, Sierra y Oriente. Están debidamente identificados (uniformados), con gorra amarilla y con una especie de chaleco azul y su carné identificatorio colgado al cuello. Calidad de censores, que puede comprobarse por los dueños de las viviendas censadas, por medio de la página web de la institución censaria. En esta ocasión, los censistas no ingresan a los domicilios, permanecen en la entrada de cada departamento. En las ciudades grandes, con edificios altos, habrá protección policial. Las condiciones de seguridad de la ciudad han cambiado desde aquellas épocas en la me tocó participar como alumno secundario.
En la actualidad un Censo, es muy necesario, en especial por el número de habitantes, por cuanto, unos políticos hablan de que ya somos 18 millones de habitantes, otros indican que somos 17 millones. La cantidad de personas, que viven en cada provincia o en cada ciudad, tiene mucha importancia con relación al Presupuesto General del Estado, pues en función de la población, que se reparten los recursos del presupuesto general, para cada ciudad y para cada provincia, de suerte que, en el caso de la ciudad de Guayaquil, no sería igual si tenemos 2 millones y medio de habitantes o si tenemos tres millones.
Para efectos electorales, también la población tiene mucha importancia, para cuando toca elegir alcaldes, concejales, consejeros y prefectos, por cuanto el reparto, por ejemplo de concejales municipales, habría más chance, para los partidos menos votados, si mayor es el número de votos válidos en tal elección para los candidatos menos votados.
Solo espero y aspiro que los resultados del censo sean escuchados por el actual gobernante y sus ministros de Estado y también por los organismos internacionales, que están sicateros con las posibilidades de préstamos al exterior.
Al país, al Gobierno, a los ciudadanos les urge actuar con inmediatez. Las urgencias son para hoy, no para mañana.