“¡Gracias! ¡Gracias a la vida que me ha dado tanto! …” y con ello hoy, a Ramón Sonnenholzner, este homenaje, aquí en “La Garza roja”.
¿Qué más podría decir? en que miles de días han venido a mi mente; recordando gran parte de mi vida, sobre todo, como maestra de los cientos de miles de alumnos de tiempos idos y más acá: Desde la escuela de Olón-Manglaralto, a los del Colegio Alemán de Guayaquil y Europa, La Moderna de la Ciudad y a los niños y jóvenes de mi actual acción en el Steiner Internacional de Guayaquil.
Y entre ellos, los días de cuando conocí y ayudé a crecer al niño de ayer del Colegio Alemán Humboldt de Guayaquil. Ramón Sonnenholzner -hoy Periodista, Empresario y gran propulsor cultural de nuestra etnia, con este Parque cultural al aire libre “La Garza Roja”: de tótems gigantes representativos de las culturas prehistóricas de la Costa ecuatoriana de más de 5000 años de antigüedad y la balsa transoceánica primitiva…, hasta este Centro de huellas nativas DAL, inaugurado hoy, con la asistencia de Schubert Ganchozo y Angela Zambrano; sitio donde recibo este homenaje que agradezco, a nombre también de mi hombre amado, que lo llevo en el alma y mis hijos aquí presentes; como igual de los maestros y alumnos del Colegio Steiner de Guayaquil del que, algunos me acompañan y me sostengo aún para repetir con Mercedes Sosa”.- “¡Gracias! ¡Gracias a la vida que me ha dado tanto…”
Y con ello, se han venido a rememorar los tiempos que tuve vibrando con la Arqueología: Desde aquel día como maestra del pueblo de Olón, que al ir por una de sus calles, vi a unos niños jugando al “pepo”, sacando con una piedra, de la rueda trazada en el suelo, en vez de bolillas de cristal, unos pequeños mullos, como botones de barro cocido, con figuras miniaturas grabadas y al preguntar ¿qué eran? me dijeron -Son bolillas que se encuentran en las calles, cuando se remueve la tierra -Si quiere vaya a verlos en la casa que está levantando don Tomalá-
Y corrí a verlos y ¡Oh maravilla! tenían un montoncillo de ellos; de los que compré algunos; eran los llamados arqueológicamente -fusaiolas- igual una estatuilla, que fue mi primera pieza primigenia; que se la obsequié al arqueólogo Emilio Estrada Ycaza, quien llegó a Olón, en sus correrías arqueológicas con los famosos Clifford Evans y Betty Meyer del Museo Smithsoniano de Washington, descubridores de la Cultura Valdivia de 5000 años de antigüedad, más Viteri Gamboa y Jorge Swett; dándome el honor de supervisar unos trabajos-en Olón.
Desde ahí quedé enganchada al conocimiento de nuestra prehistoria ecuatoriana hasta llegar, más adelante, a estudiarla en la Universidad de Guayaquil con ese prohombre arqueólogo e historiador -Francisco Huerta Rendón.
Otro gran acontecimiento, fue un día, cuando con mi hombre fuimos a enseñarle la ruta de la Cultura Valdivia, al arqueólogo Olaf Holm y entre las piedras de la orilla del río del mismo nombre, encontramos este figurín, que llevo conmigo a todas partes del mundo que he recorrido y cuando lo muestro, la gente exclama -¡Oh es egipcio!…
Si señores ¡Cultura Valdivia de más de 5000 años de antigüedad en nuestro propio Ecuador! que nada tuvo que ver con la denominada indígena; que la ignorancia de los conquistadores españoles, que iban a las Indias orientales a cumplir un encargo de su reina, al cogerles una tormenta y encallar en las Antillas: creyendo que era la India, llamaron Indios a todos los habitantes de América…
Entonces, ya casi a finales del siglo XX como profesora del Colegio Alemán de Guayaquil, me sentí en el deber de darles a los alumnos de Secundaria clases de Prehistoria ecuatoriana del Litoral, con la aquiescencia de la Dirección del Plantel; cátedra que la ejercí hasta antes de irme como maestra a Alemania, sucediéndome en las clases la Arqueóloga Antonieta Funes, gran estudiosa de las Fusaiolas ecuatorianas, a quien también se le rinde hoy homenaje aquí.
Y luego en los comienzos de este siglo XXI, fundando el Colegio Steiner Internacional en Guayaquil-Ecuador, reafirmando la valía cultural de nuestros ancestros, denominé a cada curso con una cultura prehistórica (con cátedra especial de mi parte y del Prof. Paúl Samaniego. (hoy en E.E.U.U)
Mas hoy, soy yo, quien me inclino reverente ante -Ramón Sonnenholzner- gran Etnólogo de la primigenie del Litoral ecuatoriano, para quien pido de pie un fuerte aplauso en su homenaje y que su nombre quede, por siempre, en este Centro de huellas nativas DAL de La Garza Roja, fundado por él.
Por la paz del mundo
Nota: Hay en el Centro de “Huellas nativas DAL” una urna funeraria -vasija de barro prehistórica-, entregada en custodia a la Garza Roja, por la Dra. Lily Pilataxi de Arenas, quien la recibió hace algunos años de el Sr. Hans Berend, Director del Colegio Alemán Humboldt de Guayaquil que, como extranjero, no podía llevarla a Alemania y se la entregara a ella.
Señora Lily Pilataxi de Arenas, un gusto de volver a leer su editorial a los tiempo, así mismo muy pronto me gustaría verla si Dios lo permite a usted y a su linda familia de nuevo . Un gran abrazo a la distancia para todos esa gran familia Arenas Pilataxi.
Atentamente
Manuel Macías (hijo de la señora Anita)