24 noviembre, 2024

De la metida de mano, a la metida de dedo…

Fue la frase célebre, que jamás haya pronunciado Presidente alguno del Ecuador, para poder intervenir directamente en la Justicia ecuatoriana, y lo cumplió: El “Caso El Universo”, el “caso Banco del Pichincha”, la irrumpió en la madrugada, en el domicilio del actual Asambleísta Villavicencio y la incautación de las computadoras de su domicilio, para conocer la información que tenía, sobre las denuncias que hacía, la persecución a miembros de las FF.AA. ecuatorianas, que no compartían con sus opiniones, etc.

Fué la prensa nacional y sus gremios, así como la internacional y los gremios extranjeros, los que impidieron que continúe este intervencionismo, en la justicia ecuatoriana, para lo cual había reformado la Ley de Prensa, para crear organismos, en su interior, que receptaban las “denuncias· del propio régimen” y en ese mismo instante se condenaban a quienes emitían criterios contrarios a las “políticas” del Gobierno en funciones; la famosa “LEY MORDAZA”.

En este período presidencial del Presidente Lasso o del ex Presidente Moreno, (no lo recuedo con exactitud) los hermanos Perez, elevaron una demanda al Estado ecuatoriano y la Corte de los Derechos Humanos, les dio la razón y una indemnización de daños y perjuicios, a delimitarse entre las Partes en conflicto. Hasta ahí conozco la historia de la “metida de mano”. 

“La emitida de dedo”, le corresponde al Presidente mejicano (AmLo) Andrés Lopez Obrador., quien le ha metido el dedo al país, en eso del TLC, en materia de camarón y de banano.. 

México desde siempre en materia política, ha sido, una “Balandra balumosa”, frase cuya autoría le corresponde al Ab. Alfredo Pinargote, cuando era editorialista del diario El Universo, frase que utilizo, para definir a los políticos de esos años, que estaban con unos o con otros bandos, según sus conveniencias partidistas.

El Presidente mejicano, objetó el camarón y el banano ecuatoriano, para que ingrese libre de impuestos aduaneros a Méjico., por cuanto en ambos productos, somos competidores en el mercado internacional. Después de varias discusiones sobre el tema, en la mesas de diálogo que se acostumbran en estas reuniones, y una visita del Presidente ecuatoriano, el Presidente mejicano, aceptó a regañadientes, al camarón y al banano ecuatoriano, pero condicionados a épocas estacionales, en las que Méjico necesitaba adquirir, tales productos. Presumo que Méjico le compra banano a Costa Rica, que es el mayor exportador de banano en el mundo y a través del Mercado Común Centroamericano, le sale más conveniente y luego, lo triangula hacia China y le vende ese banano, subsidiado. En materia de camarón, le vende directamente a China, que cada día compra más camarones a los países que lo producen para su consumo interno. 

El Presidente mejicano, ya dió pie atrás y ahora, ni siquiera acepta el banano y el camarón ecuatoriano, banano que él lo llama Plátano. Esta postura influyó en los Chinos, que en semanas anteriores tuvieron una reunión en Guayaquil con productores bananeros ecuatorianos, en aras de firmar, un ”Memorando de Entendimiento Técnico”, para regular la exportación del banano ecuatoriano a la China, por este inconveniente surgido con Méjico, su aliado político, alegando la situación política interna del Perú, que forma con Chile, Colombia y Méjico, el número de países integrantes del Convenio del Pacífico Sur, con China. 

Así estan las cosas, y yo no veo esperanzas que cambien de criterio ni Méjico, ni China. 

Así son nuestros “hermanos” latinoamericanos, con nuestro país. La hermandad latinoamericana, es de dientes para afuera y funciona o no, de acuerdo a los intereses de tales países no del nuestro. 

La historia ecuatoriana de los últimos 80 años, lo confirma.

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En una sabatina, el supremo me dijo que yo era aniñadito, violador, farsante, ladrón, perro, mafioso y que pertenecía a una pandilla de delincuentes entre otras cosas. No podía comprender como un mandatario que es nuestro empleado y dice representar y respetarnos, en forma chabacana y mentirosa decía tantas barbaridades sin fundamento contra mí. Este individuo no sabía con quién se metía. Mis amigos me dijeron que no hiciera nada, puesto que tenía todo por perder. Lo decían en vista de la perversidad y maldad de quien me insultaba. Les preocupaba como abusaba de su poder, el mismo que yo no tenía. Las probabilidades que yo lograra enjuiciarlo eran nulas, por el temor de los jueces en enjuiciar a semejante prepotente. Tenía dos alternativas: hacerle un juicio penal para lo cual la asamblea debía levantarle su inmunidad (lo que era imposible) o seguirle uno civil, con muy pocas probabilidades de que me lo admitan. Pese a eso y a base de lucha, perseverancia, sin influencias ni dinero, inicié una acción civil contra este difamador por diez millones de dólares, ya que me había insultado diez veces. Como prueba presenté el CD 67 de una sabatina, en la que este tipo junto a funcionarios, me profería todos estos epítetos. Como no podía negar que él estaba en ese CD, las causales fueron admitidas y el juicio comenzó. Soy el único que ha logrado enjuiciarlo. Frente a las mentirosas afirmaciones yo no tengo nada que desvirtuar. Mi vida es transparente y pública. El Ecuador sabe quién soy y a que me dedico. Mi profesión se basa en la vocación de ayudar y no de dañar. Probar que no había hecho lo que me decía, no solo que no debía, sino que ni siquiera me interesaba hacerlo. Por el contrario era él quién tenía que probar lo que me dijo.

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