21 noviembre, 2024

La inflacionaria condición humana, el circulante y los impuestos

La inflación es un fenómeno racional ya que la perenne procura por más ingresos responde a una dinámica de precios que por naturaleza acusa una mayor propensión a ascender¹. El encarecimiento de bienes y servicios no es necesariamente malo, siempre que sea controlado y sea parte de un sistémico crecimiento económico con mayor generación de empleos y amplios beneficios, evitando en contraparte un desproporcionado aumento del costo de vida.

La condición humana per se no es la única que causa inflación. La impresión de moneda sin respaldo ni sustento también la produce cuando una desbalanceada masa monetaria circula disparando -hacia arriba- los precios de los productos en respuesta a la oferta y la demanda. El exceso de circulante ilegal -lavado de activos-, acelera un consumo adicional que dinamiza la economía, pero también la impacta a través del aumento en el índice de precios y la subyacente inflación.

La continua adquisición de deuda produce un exceso de circulante que produce inflación al procurar la misma cantidad de bienes y servicios. Cuando el Estado la asume solo para rotarla, no caer en moratoria y sin plan de abatimiento a futuro, pero vía impuestos le quita sustento al consumidor, no solo restringe su capacidad de consumo, ahoga también exponencialmente la reversión del círculo vicioso de una deuda convertida en eterna por falta de crecimiento económico. La inflación no es solo precios relativamente altos, es también una desvalorización del dinero que sacrifica oportunidad y resta competitividad. 

¹ Lo contrario sería deflación, precios menores, una antinatural y mucho más complicada condición cuya reversión demanda mayores atenciones y sacrificios.    

 

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Son individuos de pensamiento acelerado.

Las ideas les fluyen dentro de su mente en forma incontrolable hasta llegar a la fuga de las mismas.

Dicen cosas inconvenientes por que no las razonan. Su pensamiento es expresado con una verborrea imparable.

Muchas veces incoherente, actúan contrario a lo que piensan y aquello que dicen es lo primero que les pasa por su mente. No saben callar ni respetar el pensamiento ajeno.

El contenido de su juicio es aparentemente lógico, pero mantienen rasgos paranoides evidentes.

El pensamiento paranoide se caracteriza por un predominio de ideas que los vuelven seres con una excesiva suspicacia. Constantemente viven bajo la obsesión de que les quieren hacer un complot para asesinarlos o derrocarlos y se sienten asechados.

Su pensamiento está gobernado por ideas de daño, perjuicio y persecución.

Tienen una obsesión fanática que nubla su juicio lógico.

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