Considero que hoy las «guerras de géneros» no tienen razón de ser dado que la mujer, generalmente, contribuye al fortalecimiento de espacios de producción, reflexión y transmisión de conocimientos que facilitan el discernimiento de las cambiantes relaciones entre hombres y mujeres en la Humanidad, más aún cuando ya Jesucristo nos ha reunido en la igualdad de ser hijos de Dios, comprometiéndonos a ambos en la misión de proteger y preservarlo en el más amplio entendimiento que nos da dicha reflexión: al ambiente.
Verdad, lentamente la mujer comenzó a hacer valer sus derechos, para lo cual han tenido que pasar, y sigue, el mismo tiempo que la «Humanidad» ha tardado en alcanzar el punto de desarrollo en que nos hallamos. Desde lo más simple hasta lo más comprometedor nos ha costado sueños, ideales, luchas, vidas…
Algo tan natural y tradicional para los hombres, fue vedado por miles de años para nosotras las mujeres. Ejemplo, el derecho a votar, sufragar o ser elegida, ¿cuánto tardó? La Revolución Francesa, donde la presencia feminista influyó en su accionar, intentó poner en práctica el sufragio; sin embargo, las mujeres tuvieron que organizarse para obtener ciertas reivindicaciones frente a su condición femenina y redactar sus propias peticiones cuyo liderazgo estuvo a cargo de Olympe de Gouges, seudónimo de Marie Gouze, dramaturga, escritora, panfletista y filósofa política francesa, autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana en 1791.
Durante el siglo XX comenzaron a asomar posibilidades de ejercerlo, al igual que el ingreso a la universidad, oportunidades laborales, entre otras «hazañas» fueron los primeros pasos dados, donde debemos destacar a nuestras mujeres ecuatorianas, la pionera fue la doctora Matilde Hidalgo de Procel en la década 20-30 del siglo pasado en asuntos electorales y de medicina.
En el ámbito americano fueron los congéneres de Canadá en 1918, tomando como antecedente el «Día Internacional de la Mujer» (1908) para lograr nuevas reivindicaciones, siendo su reconocimiento en 1910.
A pesar de los avances realizados por la mujer hacia la igualdad, donde ha habido mucha entrega personal con gran dosis de sacrificios y, en algunos casos hasta la existencia, nos demuestran los hechos que aún queda mucho por hacer, criterio que lo podemos basar en ciertas estadísticas internacionales como ejemplo de lo aseverado.
- Las mujeres poseemos nada más que el 1% de la riqueza del mundo y ganamos cerca del 10% de los ingresos, a pesar de conformar más del 51% de la población, debido a que la vida femenina es más prolongada que la masculina.
- Cuando se consideran el cuidado de los hijos y el hogar como ama de casa, la mujer trabaja durante más tiempo que el hombre tanto en países industrializados como en países en vías de desarrollo. En los USA se ha considerado que el ama de casa debería tener como salario mínimo mensual US$ 17.000,00 tomando en cuenta las múltiples actividades que realiza: Cuidadora de casa, educadora, proveedora de protección para sus hijos, gerencia del hogar, etc., etc.
- Las mujeres tienen una representación legislativa mucho menor en comparación a la de los hombres: Suiza posee el mayor número de mujeres con un 42%, mientras que el promedio mundial es del 9%.
- En promedio, la mujer gana un 30% menos que el hombre, incluso en tareas iguales.
Antecedentes que nos visualizan de mejor forma el papel importante que desempeñamos. La mujer protagonista y procreadora de la continuidad de la vida en la Humanidad como eje fundamental de su preservación, va a tener expresión y rostro en una manifestación cierta y de profundo alcance social-ambiental como es el ECO FEMINISMO, movimiento nacido de la misma angustia, desesperación por la protección hacia sus hijos allá en 1973 en India.
Hecho demostrativo de lo narrado. Un grupo de mujeres analfabetas de una aldea del Himalaya, se abrazaron a los árboles para evitar que fueran talados por una empresa de artículos de deporte; y, enfrentaron a sus maridos dispuestos a vender los bosques comunales ante la posibilidad de ganar dinero a través de los puestos de trabajo que les ofrecían.
Ellas persistieron en su actitud durante varios días, hasta que la empresa desistió de su intento. Como resultado de esa acción las mujeres adquirieron conciencia de grupo y posteriormente continuaron luchando contra la violencia doméstica y por la participación política.
En la próxima opinión seguiré desarrollando el presente tema que, a pesar de su trascendencia ambiental, pasa casi desapercibido.