21 noviembre, 2024

Ya existe…

A esta palabrita en el F.B., le he cogido alergia.

Tengo buenos amigos en el F.B., y algunos de ellos excelentes escritores, que me ilustran con sus escritos y generalmente los archivo, -guardar como-. Algún día los imprimiré, para anillarlos y releerlos. Se los dejaré a mis nietos, pero en ocasiones me sale esta palabrita !”Ya existe”…! y no puedo archivarlos.

Cierto es que existe, un escritor para cada escrito, pero sus contenidos son diferentes y muy diferentes la temática que escogen, trato de archivar y sale: “ya existe…”. No entiendo.

Con mis escritos hago lo mismo, los archivo, con el mismo propósito, pero con ellos no tengo problemas, salvo cuando los vuelvo a archivar, porque también me interesa archivarlos con los comentarios de mis internautas, ahí, si sale, “ya existe”…

Sinceramente no entiendo a mi red favorita (F.B.)

La memoria es infiel, con los años nos olvidamos hasta de lo que escribimos y este mecanismo sirve para recordar lo que escribimos, pero no siempre funciona así. Incluso nos olvidamos de los rostros de personas amigas, que dejamos de ver algún tiempo, esto, justo me sucedió con una buena amiga hoy en la tarde. Había un grupo de amigas que festejaba el cumpleaños de una de ellas, en esa larga mesa estaba sentada una prima política muy querida, a quien no había visto desde antes de las navidades y me acerque a saludarla y felicitar a la cumpleañera. Al retirarme, una de ellas me saludo: Ola Pincho, que es de Coca, me preguntó, le contesté, se quedó en casa.,Me quede con la duda de quien era.

Tan pronto llegué a casa llamé a mi primo, esposo de mi prima política, a preguntarle sobre quien era esta dama.. Se trataba de la esposa (viuda), de un buen amigo, que años atrás (5), había fallecido y tuvo la gentileza, dos años antes de su muerte, de invitarnos a su casa en Salinas, para unos carnavales. Así pasa.

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Palo Santo

Una de las tradiciones que se han perdido como resultado del olvido, son los baños con esencias naturales que antiguamente nos solíamos hacer para aromatizar el cuerpo, suavizarlo o simplemente porque se sentía rico. Eran baños con flores, frutas, especies, es decir de la variedad que la imaginación y el gusto nos otorgaba. Eran muy comunes pues resultaban baratos, cómodos y muy agradables.

Al prepararlos no se pensaba en la buena suerte o en algún sortilegio sino en lo rico que otorga la sensación de un cuerpo limpio recién bañado. Esta sana costumbre incluía la tarea de ahumar la casa con palo santo ya sea para espantar mosquitos, malas vibraciones o demonios imaginarios pero principalmente para auspiciar un ambiente limpio dentro del hogar. Era la práctica de los aromas naturales para crear ambientes de armonías, de equilibrio que animen nuestra calidad de vida y cultiven la paz, la tranquilidad. Recuerdo muy bien, la tarea de mi madre de ahumar la casa con palo santo, hojas de naranja y canela todo eso hirviendo sobre brasas de carbón encendido que al quemarse hacía brotar humo aromático, fragante que poco a poco inundaba la casa, las paredes, las esquinas, los huecos, protegía los tesoros y disolvía las sinrazones. Luego de la limpieza satisfacía tomarse una siesta hasta el día siguiente.

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