Al conversar con mis amigos, me gusta preguntarles qué harían con el dinero si, de improviso, reciben una herencia de un millón de dólares. Antes de escuchar su respuesta les recuerdo que en los bancos locales el dinero invertido en certificados de depósitos ganan alrededor de 5%, mientras que en los bancos del extranjero el rédito es de apenas de 1%. En casi la totalidad de las respuestas optan por la menor utilidad, prefiriendo como beneficio la seguridad y la tranquilidad. Parece increíble pero es así. Nadie propone instalar una industria nueva o emprender un negocio. No perdamos de vista que, en la mayoría de los ecuatorianos, está aún presente como fresca herida la vigente inseguridad jurídica para la inversión.
Y usted, querido lector ¿qué haría si el supuesto heredero fuese usted?
Si así pensamos nosotros los ecuatorianos, ¿qué nos hace suponer que vendrá inversión extranjera al Ecuador? Transcribo a continuación un párrafo extraído de la revista de la Cámara de Comercio de Guayaquil: «Porque cada nueva inversión es el resultado de un cuidadoso examen de costos de inversión, costos operativos, acceso a los insumos, estructura y seguridad jurídica, logística, recursos humanos, acceso a los mercados, restricciones a la propiedad, incentivos y riesgos políticos y económicos, que incluye la estabilidad del sistema político, entre otros factores». ¿Pasará esta prueba el Ecuador?.
Si bien no existe inversión con riesgo cero, quien tiene el dinero buscará un balance entre seguridad y rentabilidad. En estas coordenadas el Ecuador no es atractivo, y las riquezas disponibles preferirán ir a otro país, donde encuentren seguridad jurídica y no leyes aplicables a casos particulares.
El Ecuador necesita urgentemente nuevas inversiones, no préstamos: Capital fresco que genere nuevas plazas de trabajo para encontrar la prosperidad a través del empleo y evitar la triste emigración de compatriotas y el aumento de la delincuencia.
Al crear confianza en el País se genera seguridad, ésta atrae la inversión que crea empleo y bienestar. Toda medida correctiva que se tome debe dirigirse a infundir confianza en el País, para crear en él las mejores y más atractivas condiciones de la región. En tal virtud, antes de analizar un proyecto económico se debe considerar si genera o no confianza; si lo hace pasa a debate, caso contrario, ni siquiera se lo discute. Es que aquí es donde se fragua la macrosolución que engloba a todas las propuestas: en la confianza en el país y en su gobierno.
El estatuto jurídico para la inversión es imperativo para convertir a nuestra patria en terreno atractivo para la inversión. La depuración de las leyes, el establecimiento de una normativa transparente y reglas claras a largo plazo, darán el aliento que necesitan los bienes patrimoniales para establecerse en el Ecuador. Caso contrario, quien dispone de recursos buscará otras playas más seguras.
Aspectos importantes para originar condiciones favorables para nuevos recursos son: el respeto a los convenios y compromisos adquiridos, la disminución del tamaño del Estado, la capacitación laboral y escolar, la despolitización de la justicia, las sanas finanzas públicas, el no crear proteccionismo ni subsidios y, por supuesto, la estabilidad jurídica a largo plazo.
Confianza real, que no sea tan sólo una declaración de compromiso. La confianza real se genera a través del estatuto jurídico para la inversión comentado en los párrafos anteriores, de modo que éste sea una garantía y engendre atractivo para que los capitales nos prefieran.