Este domingo 5 de enero se definió, para Ecuador, una farsa eleccionaria más. No porque alguien la organizara para engañar al país. Es solo un residuo político de los que aun quedan del proceso histórico nacional de mentiras. Algo que, por desgracia, sigue aun promovido por la incapacidad administrativa pública. ¿O es que algún ciudadano, con un mínimo saber sobre nuestra realidad, olvida que la ignorancia social, cultural y política domina el diario vivir nacional?
¿No es que causa escozor, intenso y hasta emotivamente doloroso, observar los resultados en que, por la Consulta Popular, el No magnifica su posición ante el suceso de extraditar a delincuentes? No es idóneo, por igual, permitir que en vez de elegir la Participación Ciudadana por sufragio universal lo sea por “meritocracia y escrutinio público”, desde la Asamblea Nacional. ¿Por qué esta incoherencia? No hay mucho que responder sino tener presente que para los asambleístas, tal cual sucede hoy, integrar la Asamblea no es más que ganarse la vida por atraco político entre panas…
¿O no es atraco político la promoción de una Asamblea en que sus integrantes juegan, antes que nada, al amarre de acuerdos que aparentan un objetivo de bienestar nacional?. Ya es casi tradicional esto de ofrecer pan y alimento barato al pueblo, que al reclamar por que se cumpla, recibe persecución, balas y hasta la muerte… Lo más lastimoso de todo es que hasta los gobiernos de turno, incluso por elecciones, siempre están dispuestos a sacrificar, política y físicamente, a sus electores. ¿Verdad presidente Lasso?. Electores que, en gran mayoría, por ingenuidad o ignorancia, subsisten al margen de comprender la realidad de los hechos.