En la cultura occidental, valoramos la mente para dar sentido al mundo y a nuestras experiencias. Pero, aunque creamos que poseemos nuestra mente, ella puede poseernos a nosotros.
El reto del jaguar en la rueda de la sabiduría no requiere que te deshagas de tu cerebro ni que lo conviertas en tu enemigo. Requiere que lo optimices y desintoxiques para que puedas alcanzar el don de sabiduría del jaguar: la conquista de tus miedos primarios y existenciales, especialmente tu miedo a la muerte y tu miedo a ser herido por amor. Es el miedo el que te mantiene apegado a cosas que debes dejar morir.
Es el miedo el que te impide avanzar en territorio desconocido, con la facilidad de un jaguar explorando lo desconocido. Es el miedo el que hace que te centres en el poder de dominar a los demás y hacer que sigan tu voluntad, cuando lo que te falta es el poder de colaborar y co-crear: el poder de lo divino femenino.
Las deidades femeninas tibetanas, por ejemplo, conocidas como las dakinis, se representan a menudo sosteniendo un cuchillo con forma de luna en una mano y una copa hecha con una calavera en la otra.
Siempre me intrigaron estas imágenes y me pregunté por qué eran tan frecuentes en la región del Himalaya. Cuando empecé a aprender y comprender el camino de la medicina del jaguar con los chamanes amazónicos cuando trabajaba de profesor en Loreto, Curaray y Tiputini entre 1969 y 1971 observaba que empleaban la ayahuasca en todas sus curaciones en especial de visitantes para contrarrestar el miedo , limpias y contrarrestar brujerías que en ese tiempo me hacía difícil creer y empecé a leer libros de la cultura de los pueblos amazónicos como -la vid de la muerte- a investigar sobre las dakinis.
Las dakinis representan la unión de la sabiduría, representada por el cráneo, y los medios hábiles, representados por el cuchillo. Estas deidades también representan la separación de los apegos mundanos -lo que el cerebro percibe y desea- para alcanzar la iluminación. Estos escritos me enviaba un viejo amigo el doctor Alberto Villoldo y les comparto parte de sus conocimientos
En el mundo de la ciencia, nos identificamos con la mente y con el cerebro, sede de la conciencia. Me preguntaba: ¿sugirieron las dakinis que había que prescindir por completo del cerebro para alcanzar la iluminación?
Recordé que los antiguos egipcios momificaban todos los órganos del cuerpo para que el faraón fallecido pudiera utilizarlos en la otra vida, excepto el cerebro. Para ello, introducían dos pajitas por las fosas nasales de la momia para su extracción.
La mente puede interponerse en tu camino. Es el jaguar el que nos da el poder y el valor para dar el salto fuera de nuestra zona de confort y confiar en lo invisible. Es nuestro aliado y compañero cuando descendemos a la oscuridad de la Madre Tierra, entrando en el vientre de lo divino femenino, para sanar aquellas partes de nosotros que están encerradas en el dolor. Confieso que al principio poco entendía, pero la misma vida de pone pruebas en el camino
Y decía mi amigo , Aquí, en el vientre oscuro, descubrimos el amor de la madre eterna, la que nunca nos abandonará, la que nos sostendrá hasta el final de nuestros días y nos ofrecerá recursos y aliados si renunciamos a nuestro miedo, confiando en sus caminos amorosos y sanadores.
Ella nos ofrecerá las semillas para crecer y las posibilidades ilimitadas de encontrar y generar amor. Cuando estas semillas germinen, podremos dejar de esperar que la gente nos ame exactamente como nosotros queremos. Entonces, encarnaremos el amor mismo.
El regalo que nos hace el libro del Jaguar es el siguiente: nuestro miedo a la desconexión por rupturas amorosas, distanciamientos o incluso la muerte se verá aliviado por la fe en el amo, expresado en varias formas. Lo que dio a entender el amigo es que como seres humanos, somos criaturas sociales que necesitamos a los demás, y sentir que podemos ser auténticos y vulnerables con otro ser humano.
Nunca olvidaré por ejemplo ,del intenso sentimiento de conexión para querer seguir viviendo tras salir del contagio y aislamiento pandémico en el 2021 o cuando recientemente en el 2023 tuve una nueva decepción amorosa y cuando vi a un viejo amigo saliendo de una exposición de pintura de Vincent Van Gogh en Quito el doctor Alberto Villoldo, un profundo conocedor de la psicología y los efectos del poder de la mente de los humanos nos encontramos a los 20 años e instintivamente lo abracé. Antes, habría sido un saludo ordinario Yo no soy muy expresivo. En ese momento sentí su poder y recordé la lección del jaguar: el amor está en todas partes, expresándose una y otra vez. Y él me decía cuando se despedía de Ecuador que debemos estar preparados para experimentar el amor sin miedo, saliendo de nuestro estado de confort y empezando con nuestra desintoxicación cerebral. Lo intentaré. Gracias amigo