21 noviembre, 2024

Las malas palabras

Alguna vez, hace muchos años, escuche a una educadora decir que: “No hay malas palabras, sino palabras mal escuchadas”

Eran otros tiempos.

Recién casados, íbamos al mercado Sur, a realizar las compras de las legumbres, frutas y las gallinas en pie (vivas) que las tenían en una carretillas, martes, jueves o sábados…

Por algún motivo que desconozco, dos placeras, de ellas empezaron a insultarse, aprendí “sin querer queriendo”, algunas malas palabras que jamás había escuchado, pero nada pasó entre ellas, hasta que alguna le dijo a la otra “¡ignorante!”, eso sí le dolió más que todos los insultos anteriores, entonces empezaron a pelear entre ellas, agarrándose de los pelos, hasta que una de ellas cayó al suelo.

Cuando vivía en el Centro y trabajaba en el Centro, iba y venía a pie a la casa desde el trabajo, por la Av. 9 de Octubre. Las mujeres de a pie, que caminaban por ella, tenían un feroz vocabulario, cuando se referían sobre sus maridos, con la compañera que la acompañaba. Era lo normal, pero la gente poco a poco se fue corrigiendo y su vocabulario mejoró.

Estaba escribiendo estas líneas en mi lugar de encuentro y tres sujetos “de a pie” se bajaron de su vehículo y uno de ellos se detuvo. Conversaba con algún amigo y se refería a un tercero, que no le había depositado $10.000 dólares en su cuenta corriente. Sus malas palabras de grueso calibre se oían a 10 metros de distancia.

Siguieron caminando e ingresaron al lugar donde me encontraba, se sentaron en una mesa no muy lejana a la mía y el fulano, siguió hablando con otro sujeto sobre aquel dinero y a grito en cuello emitía malas y peores palabras, mientras hablaba por el celular. Por fortuna, sólo yo me encontraba ahí y de vez en cuando le dirigía la mirada, como quien observa a un niño malcriado.

Cómo es posible que en una cafetería de buen nivel, lleguen este tipo de sujetos a expresarse de esa manera y a voz en cuello.

Es una cafetería a la que llegan señores, jóvenes y mamás con niños, que por suerte no estuvieron presentes, por cuanto ahí si, me hubiera dirigido al sujeto y le llamaba la atención, con consecuencias negativas para mi persona supongo. Los dos amigos que lo acompañaron, nunca hablaron, sólo lo escuchaban, queriendo quizás conocer del destino de esos $10.000 dólares.

Las malas palabras, hoy en día se han generalizado. Hay mujeres cuyo metal de voz, cuando las pronuncian, se las oyen agradables, pero jamás de las de grueso calibre, por supuesto. A las mujeres guayaquileñas,no les queda bien, cuando las pronuncian, se las oye groseras, aún cuando no sean malas palabras, por cuanto decirlas es un don, que quienes las pronuncian, a nadie ofenden.

“Pasan cantando”, como decíamos de niños.

En mi casa, mi abuela, no aceptaba, ni un “ajo». Así nos criaban en esas épocas.

Artículos relacionados

Del Discurso del Alcalde de Guayaquil Jaime Nebot-25 de julio de 2013

“Hagamos realidad nuevos sueños”

“…La meta es un Guayaquil donde las plagas del odio y del miedo no malogren la cosecha de libertad y progreso. Un Guayaquil de máximo bienestar, cuya magnitud física solo sea superada por la magnitud del orgullo y la felicidad de sus habitantes. Un Guayaquil capaz de aceptar cualquier desafío, de alcanzar cualquier objetivo y de vencer cualquier enemigo…”

Vale la pena decir, cómo salgo después de cada discurso de Nebot: pletórica de optimismo y fuerza para seguir luchando por este Guayaquil querido, aún desde mi propio sitial de Maestra y Periodista.

El Alcalde cuando informa las obras, que se las sabe de memoria y que él con su Concejo y el gran equipo de trabajo municipal las planea hasta su ejecución-lo hace sin petulancia, sarcasmos, ni complejos, siempre en presente, sin decir “los otros…… etc. etc.”

En manos de la Y y la Z.

Aún recuerdo no con mucha nostalgia, (pertenezco a la generación X), a los que iniciamos muy jóvenes en la política, nuestras funciones dentro de los partidos en los cuales militábamos, eran muy […]

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×