21 noviembre, 2024

Viaje a la ciudad de Cuenca

Corría el año 1943, por motivos de trabajo de papá, tuvimos que trasladarnos a la muy linda ciudad de Cuenca. La casa en la que vivíamos en la hermosa ciudad de Guayaquil tuvimos que dejarla. Salieron mis hermanos de su respectivos colegios, y empezó la odisea del viaje. Yo, como la última de la familia, lo único que hacía era expectar simplemente lo que sucedía. Con mis tres años a cuesta, miraba a todas partes sin decir está boca es mía. Cuando papá, informó que todo estaba listo para el viaje, recuerdo que abrí mi boca y pregunté : “¿por favor, alguien puede decirme en qué nos vamos y a dónde? Papá  sonrió me cargó y me dijo: discúlpame hijita que no te he comentado nada, este es el momento de decirte: viajaremos en tren, será un viaje muy lindo y divertido, llegaremos a una ciudad hermosa llamada CUENCA. Yo me quedé igual que al principio, los únicos trenes que conocía ,eran los que usaba para jugar con mi hermano, mayor a mi apenas en dos años . 

Cuando llegamos al tren éste era bonito y me gustó, recuerdo que el calor era inaguantable, la parada primera del tren fue un lugar llamado TAMBO, donde había mucho mosquito. Mi padre como siempre atento con sus hijos, se puso, a contarnos historias de su infancia y yo me quedé dormida. Tal era mi cansancio que no podría decirles, cuando llegamos a la ciudad de Cuenca. Me desperté en un hotel muy lindo, les cuento, esto fue al día siguiente. El hotel quedaba muy cerca de un parque, se lo veía hermoso. En el hotel nos habremos quedado algunos días, dónde pasé muy bien además el clima era súper delicioso, aunque sentía que no me iba a gustar mucho, yo soy feliz en el calor. 

Mis padres salían siempre a buscar una casa para establecernos. Un buen día nos dijeron: “Hemos encontrado una casa muy bonita les va a gustar todos”, nos alegramos.

Nos fuimos a vivir a una casa hermosa de dos pisos. Recuerdo tenía en la planta baja ,una ventana súper linda, lo que más me agrado fue que al frente de nosotros estaba el parque y allí si pregunté ¿Cómo se llama ese bello parque?, mamá me respondió, su nombre es “Abdón Calderón”.

Cuando ya a mis hermanos, los ubicaron en los colegios, a los hombres en el Mejia y a las mujeres en  las Catalinas , mamá nos llevaba al parque a mi hermano y a mi. Mi hermana mayor era muy querendona, además le encantaba estar conmigo jugando, hablando, yo me sentía muy bien con ella. A veces me molestaba porque ella con mi hermano mayor escondían cosas y me llamaban, me decían: busca la cartera que la perdió cualquiera de mis otras hermanas. Naturalmente, después de pensar un rato , me dirigía al lugar donde estaba el objeto perdido. Así seguían pasando los días, ellos siempre preguntándome de las cosas perdidas y yo buscando, pero lo simpático del asunto era que yo sentía algo dentro de mí que me llevaba al lugar indicado . Así pasábamos el tiempo, para ellos era un juego, para mí un fastidio. Una noche yo me quedé dormida en el sofá de la sala, en la planta, baja. Pero en realidad estaba entre dormida y despierta, escuché un llanto y unos pasos que corrían por la sala y otros pasos fuertes que bajaban por la escalera. Naturalmente que ni me moví, esperé a ver qué sucedía. Oí unas voces de mis hermanos que le decían algo a mamá, puse mayor interés pero no abrí los ojos. Mi hermana mayor, le pregunto a mamá: ¿què le pasa, porquè llora? Mi madre le contesto “se me cayó mi anillo de matrimonio en el jardín, lo he buscado y no lo encuentro “ Mi hermana le contestó no llore, por qué no le preguntamos a nuestra última hermanita y ella nos dirá a dónde encontrarlo” Mi padre que estaba escuchando, muy serio le habla a mi hermana y le dice “ hija tu hermanita está dormida, sacarla al jardín ,le haría daño.” Yo que estaba oyendo la historia además no quería estar fuera de ese jueguito ,alcé la cabeza y grité ¡estoy despierta! Mi hermana se acercó me puso un suéter y me llevo al jardín, y me repitió la historia del objeto perdido. Yo me quedé pensando miré las piedras que estaban agrupadas, otras estaban dispersas por el jardín. Mi mente recorrió todo el jardín y mis ojos se dirigieron a una piedra mas grande y le dije a mi hermana: allí debajo de la piedra está el anillo. Al otro día encontraron lo perdido y todos felices. 

Nuestra estadía en Cuenca fue muy linda, yo aprendí mucho, sobre todo con el tiempo entendí que dentro de mí tenía cierta capacidad de hacer trabajar a mi mente, estos aprendizajes me han servido a lo largo mi vida. Cuenca en esa época era muy linda, estoy segura que en la actualidad ,es mucho más bella.  Algún día volveré a la hermosa ciudad de CUENCA, llamada tambien: LA ATENAS DEL ECUADOR. 

GRACIAS GRACIAS GRACIAS por acompañarme en mi viaje.



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