Con solo más de cuarenta años Nietzsche comprende que, quizás, le falta muy poco para su tiempo de vida. En su acostumbrada soledad le escribe, desde Turín, a su amigo Peter Gast que ha comenzado ya su Ecce Homo. O sea, “como se llega a ser lo que se es… “.
- Sigo a Dionisos y prefiero ser filósofo a santo.
- ¿Remordimiento? muy mala forma de ver las cosas.
- He logrado con mi voluntad vivir sano una filosofía.
- Solo para los decadentes la compasión es virtud.
- Mi humanismo me obliga a vencerme a mi mismo.
- El espíritu alemán es el fruto de una indigestión…
- Todos los prejuicios proceden de los intestinos
- Leer a Shakespeare es desgarrarse el corazón.
- Por la música de Wagner he soportado mi vida.
- Todo idealismo es falsedad frente a lo necesario.
- Según la tragedia los griegos no fueron pesimistas.
- Contra todo ideal, soy el primer inmoralista.
- Voltaire como yo es un gran señor del espíritu.
- ¿Nacionalismo? Enfermedad contrario a la cultura.
- ¿Moral? Es solo la idiosincrasia del decadente.
Hijo y nieto de pastores, queriendo también ser pastor, y con una hermana casada con un fascista, su vida fue una reflexión permanente en contrariedad con el objetivo de sus aspiraciones. Sus obras, puede decirse no son más que una discusión interna por lograrlas, en cuanto a la fe y la política. Las influencias culturales de Wagner, Sócrates, Schopenhauer son muy visibles en lo que piensa y escribe, en el entorno de una demencia precoz, hasta sus últimos días. Pero en cada obra siempre una severa reflexión de la vida…