21 noviembre, 2024

¿En busca de la tranquilidad?

«Como practicante de las artes marciales de toda la vida, estoy capacitado para mantener la calma en medio de la adversidad y el peligro»  Steven Seagal

En Ecuador… ¿Quién no fuera Steven Seagal?

Ecuador otrora paìs de paz, de hermosos paisajes, de buena convivencia, de gente honesta, pacífica y trabajadora, en estos momentos es zona de guerra, pero de una guerra invisible, una guerra soterrada, una guerra cuyos enemigos se fueron internando territorio adentro de forma silenciosa, sitiando al pais, tomando todas las avenidas, caminos, trincheras y demás rutas habidas y por haber.

Tomando las mentes más vulnerables de la sociedad: la de los niños, adolescentes y jóvenes, sin dejar fuera la mente de aquellos adultos mayores que desde su infancia fueron adoctrinados en la perversa ideología, a la cual se aferran en su adultez, porque ^^eso fue lo que le enseñaron sus padres^^ y cual narcótico, embrutece sus mentes, dejándolos ciegos, sordos y mundos ante el latrocinio que en nombre de la ^^ libertad ^^ esta perversa ideología comete, en alianza con el crimen organizado interno y externo. Debilitando las bases de nuestra sociedad, para luego de ser sometida, entrar triunfantes y gloriosos, a adueñarse de lo que haya quedado en pie.  Tal como lo hiciera siglos atrás Atila el rey de las hordas llamadas Hunos y terror de Europa, sometiendo, entrando e invadiendo Roma; para luego, secuestrar a Honoria la hermana del Emperador, por quien sentía enfermiza atracción.    

La denomino como guerra invisible, porque no visibilizamos (para poder estar en alerta), tanques, aviones bombarderos, ojivas, desembarco de tropas en el mar o el rio; sin embargo, diariamente vemos como mueren ecuatorianos de a uno o de a cientos. 

Hermanos ecuatorianos que en su momento fueron ciudadanos honestos, hijos, hermanos, padres de alguien, profesionales que sucumbieron y siguen sucumbiendo a esta ola delictiva.

Una guerra silenciosa que está matando más que la Pandemia mundial Covit, y de la cual recibíamos consejos, orientaciones, recomendaciones y demás para poder combatirla; pero, de esta nueva pandemia no tenemos idea de cómo combatirla, porque no sabemos por dónde saltará la liebre, ya ni el interior de la casa ofrece seguridad…y que nosotros mismos estamos alimentando de una forma tan ingenua, como las últimas elecciones.   

¿Cómo mantener la calma y la tranquilidad en esta guerra que tiene sitiado al pais? 

Buena pregunta para los ecuatorianos, que al igual que los ucranianos, se han quedado en el territorio haciendo frente a la guerra; ya que, los que han podido y pueden han iniciado la Diáspora ecuatoriana (la 4ª. o 5ª. ola de emigrantes que no regresarán más al paìs, con la consecuente fuga de cerebros). 

Para poder obtener la ansiada mediana tranquilidad de vida, no queda más que volver los ojos al Todopoderoso y buscar refugio en los valores tradicionales y ancestrales, que perduran y perdurarán en el tiempo: 

La Fè…

Ecuador es un pais muy creyente, gracias a esa inquebrantable Fè, aún no hemos desaparecido.

—Por la poca fè que tienen —les respondió Jesús—. Les aseguro que, si tuvieran fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrían decirle a esta montaña: “Trasládate de aquí para allá”, y se trasladaría. Para ustedes nada sería imposible. Mateo 17:20

La Resiliencia…

Es la capacidad de adaptarse a situaciones difíciles. Cuando el estrés, la adversidad o el trauma te golpean, sigues experimentando ira, dolor y pena, pero puedes seguir funcionando, tanto a nivel físico como psicológico.

La Esperanza…

Es una actitud o un estado de ánimo realista pero optimista, la creencia de que un cambio positivo es posible y la voluntad de establecer y trabajar para conseguir esos objetivos.

El Optimismo…

Nos ayuda a enfrentar las dificultades con buen ánimo y perseverancia, buscando y descubriendo lo positivo en cada momento. Manteniendo una actitud positiva y optimista, confiando en que cada situación adversa pasará y saldremos más fortalecidos y enriquecidos de experiencia.

La Alegría…

Se trata de una emoción positiva que suele venir acompañada de bienestar y gozo. Se genera como resultado de un acontecimiento positivo. Este tipo de emoción suele ser pasajera, es decir, no suele durar mucho y por lo tanto debemos tratar de gozar y adueñarnos de esos pequeñísimos momentos de alegría que, entre tanto caos, la vida nos brinda.

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