21 noviembre, 2024

Por el maestro y la maestra

Informe de la UNESCO

“La escuela o Colegio es una institución educativa fundamental, en la que se organizan sistemáticamente las actividades de índole pedagógica.


Aún cuando en la mayor parte, el docente trabaja solo en su aula, forma parte de un equipo, cuyos miembros contribuyen a dar vida a lo que podríamos llamar la cultura de todo el Colegio…


Difícilmente podría éste impartir una enseñanza de gran calidad, si no es administrada de modo prudente por el director del centro de enseñanza con la cooperación activa de todos los profesores…”


Isao Amangi
Mejorar la calidad de enseñanza

La educación, es verdad un tesoro, que más que resguardarlo, debe incrementárselo en cada momento existencial del maestro y sus alumnos.

¡Si! ¡Nosotros los maestros! Somos esos seres vivientes que junto a sus padres tenemos que responder por la formación del alumno hijo, desde niño en la escuela, como adolescente en el colegio, hasta alumnos jóvenes en los centros de educación superior.

Y es que ninguna de esas etapas supervive sin directivos y docentes conscientes de su papel sustancial en la formación humana de sus alumnos.

A ese maestro de todos los tiempos, hay que considerarlo como ente vital en las sociedades humanas, que tiene que recorrer el hombre -desde niño hasta adulto-

Maestro y Maestra títulos grandiosos de llevar como enseñante de la vida del ser humano -desde el niño de inteligencia disminuida, al de dotes superiores-.

Benditos esos maestros y maestras, que hacen de cada alumno el baluarte de vida para si mismo, su familia y el medio social y político en que actuaran.

Por lo que mi grito es que todos los maestros -de los que yo también formo parte- estén conscientes, que este y todos los tiempos del mundo, aún el de la tecnología y más allá, seremos necesarios como apóstoles de la verdad y sabiduría, siempre cargados de esperanza y fe, por un mundo mejor.

Por la paz del mundo



Artículos relacionados

Como cierran el año los que no tienen luz

Los que tienen problemas graves de salud, emocionales, psicológicos, económicos. Los que no encuentran una salida a sus problemas.

Me he sentado a pensar en la manera de regalar luz a todos aquellos que sufren. Lo primero que viene a mi mente son las oraciones de los fieles, en las misas de Juan Ignacio Varas en el AEI (Asilo de enfermos incurables) de Guayaquil, a la que asistimos como familia durante muchos años. Él siempre pedía por los que no encuentran un sentido a la vida. Y ese es el mayor sufrimiento que puede enfrentar un ser humano, no tener un por qué, ni un para qué. No amar a nada, ni a nadie, especialmente a sí mismo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×