Hace dos milenios se produjo una gran injusticia, se condenó a muerte a un hombre inocente, libre de toda sospecha. El Juez de la época, gobernador y prefecto romano, Poncio Pilatos, máxima autoridad de Judea y Palestina, aún estando convencido que Jesús de Nazareth era libre de culpa, de todas las graves acusaciones de sus detractores, prefirió lavarse las manos y complacer a la mayoría, que reclamaba su ejecución.
Lo hizo a pesar de las súplicas de su propia mujer, Prócula, que le insistía que no había podido dormir, que estaba atormentada, dado que su esposo iba a cometer una grave injusticia, condenar a un hombre que no había hecho daño a nadie, que su mayor pecado había sido desobedecer a los Sumos Sacerdotes; sólo curar a muchos enfermos, inclusive en días sábados, predicar una nueva forma de rendir culto a Dios, hacer muchos milagros, resucitar a los muertos, dar de comer a multitudes y pedir que todos se amaran, los unos a los otros. Los había acusado de distorsionar la religión, de transformar el templo de oración en un lugar de comercio y corrupción.
Pilatos sabía que estaba cometiendo una injusticia, un error, condenando al hombre equivocado, pero por no exponerse a contrariar la voluntad de una mayoría enardecida, por respetos humanos, por no arriesgar a perder autoridad, o poner en peligro su reputación, prefirió hacerlo, limitándose a lavarse las manos e invocar que su sangre inocente no caiga sobre él ni sus descendientes.
La Corte Constitucional de Justicia, los seis jueces que votaron a favor, de dar paso al enjuiciamiento político del Presidente Guillermo Lasso, son los nuevos Pilatos en la historia ecuatoriana, que lejos de cumplir con su función y sin ni siquiera eximirse de culpa o lavarse las manos, dieron paso a un tremendo error histórico, y son corresponsables de lo que pueda suceder en este país, en los próximos meses, permitiendo que se consuma un ilegal Golpe de Estado.
La Corte Constitucional no ha cumplido con su función, no ha examinado con detenimiento, ni señalado todos los errores que contiene la acusación de la Asamblea Nacional. Han dado paso a un juzgamiento por peculado, referente a contratos de transporte de petróleo, de los cuales el Presidente no es responsable, fueron suscritos en fechas anteriores al ejercicio de su mandato.
Todos los días, las noticias están llenas de notas, de jueces que cuestionan decisiones administrativas, que dejan sin efecto resoluciones de materias que no es su especialidad ni su jurisdicción. Todos los días, tenemos autoridades que liberan delincuentes, inclusive reincidentes, o individuos que se les ha comprobado sus delitos y sus vínculos con negocios o actividades ilícitas. Ya nada nuevo nos puede asombrar, la gente vulnerada en sus derechos no acude a la Policía ni al Poder Judicial, prefiere dar por perdida su causa, no cree en jueces ni en autoridades.
Pero nadie pensaba, que la más alta Corte de Justicia Constitucional, estuviera también afectada por nexos políticos, desconocimiento judicial u otros intereses; que pudiera dar lugar, por razones equivocadas o inexistentes, al juzgamiento, sanción y probable destitución, de un presidente elegido democráticamente.
Publicado en Revista Nueva Vida – edición de Abril/2023
Muy interesante!!!