21 noviembre, 2024

El poder de las preguntas en nuestra vida

Hace algunos años haciéndome terapia con una amiga, me comenzó a   hablar del poder de las preguntas, yo en realidad no le presté atención en ese momento, sin embargo, tenía mucha curiosidad. Hasta que un día estaba de número 36 en la lista de espera para abordar un avión en el Aeropuerto de Buenos Aires (Argentina) para regresar a Venezuela, fue una época en que habían muy pocos vuelos a Venezuela y yo tenia que llegar al día siguiente porque mi hijo menor hacia su confirmación. No sabía que hacer, decían que solo había capacidad para 20 pasajeros y se me ocurrió llamar a mi amiga y me dijo: comienza a hacer estas preguntas: ¿Qué más es posible? Y ¿Cómo puede mejorar esto? Caminaba de un lado a otro repitiendo mentalmente las preguntas y cada vez que me acercaba a donde estaban llamando a los pasajeros veía que se acercaban al número 20, y yo seguía haciendo las preguntas. Mi sorpresa fue cuando pasaron del número 30 y llegaron al 36 y dijeron este es el último, no hay mas lugar. Estaba tan impresionada, no lo podía creer, corrí a chequearme para montarme en el avión.  Desde ese momento comencé poco a poco a usar las preguntas a estudiar mas esas herramientas que nos dan acceso a la consciencia.

Vivir preguntando es tener acceso a la consciencia, lo cual te ofrece infinitas posibilidades y opciones. Preguntar no se trata de obtener una respuesta correcta o incorrecta, buena o mala, es solo hacer una pregunta abierta sin esperar una respuesta de nuestra mente lógica. Cuando esperamos una respuesta, estamos en una conclusión, y la conclusión nos limita a ver las posibilidades que están disponibles frente a nosotros. Como seres infinitos que somos, ya lo sabemos todo, pero no somos consientes de eso. 

Una pregunta siempre empodera, una respuesta debilita y contrae. Vivir en la pregunta se trata de explorar todas las posibilidades. Cuando estamos abiertos a la curiosidad todo se vuelve posible y cualquier cosa que queramos crear o cambiar puede ocurrir con total facilidad.

Vivir en la respuesta es vivir en el reduccionismo de la elección de un solo camino. Es vivir el futuro como una proyección del pasado, un espacio controlado y predecible, aun cuando no sea el más deseado, en lugar de aceptar la incertidumbre de verlo como un lugar de infinitas posibilidades.

Una pregunta abierta nos abre la puerta a un conjunto diferente de posibilidades, un conjunto infinito de posibilidades.

En lugar de preguntar: ¿Esto podría empeorar?, pregunta: ¿Cómo puede mejorar esto? 

En lugar de preguntar: ¿Por qué me sucede esto a mí?, pregunta: ¿Cómo puede mejorar esto?

Podemos hacer la pregunta ¿Cómo puede mejorar esto? para una situación favorable o una situación desfavorable, ya que siempre una situación, aunque sea favorable puede mejorar. 

Hacer una pregunta nos da una conciencia de lo que podría ser posible, de las elecciones que podríamos tomar. Buscar una solución nos hace buscar la respuesta correcta y casi nunca hay una respuesta correcta. Por lo que hacer preguntas nos mostrara una gama de posibilidades que están mucho más allá de lo que creemos posible.



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