Me refiero a Susana Pino Vernaza, (Susanita, como la llamamos), hija de Don Antonio Pino Ycaza, importante comerciante de la ciudad de Guayaquil y miembro del Directorio de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, por muchos años, y del Directorio de la Cámara de Comercio de Guayaquil, (muy amigo de mi padre Sucre Calderón Pérez y de mi tío Abdón Calderón Muñoz). Su madre fue Doña María Vernaza Robles,(Maruja+) nieta del General Francisco Robles, ex Presidente del Ecuador.
Con Don Antonio, de casualidad hace tiempo atrás, me tope con él, cuando se dirigía a la J.B.G., al sorteo semanal de la Lotería de Guayaquil,que se realizaba a las seis p.m.(hoy Lotería Nacional),cuyo sorteo, se realizaba en el Edificio de La Junta, ubicado frente al parque San Francisco o Plaza Rocafuerte. Ya muy mayor, llevaba una botella de oxígeno en su mano. Lo saludé como Don Antonio y me dijo Pincho, me llamo Antonio,llámame así, le dije a Ud. nunca lo llamaré Antonio, siempre le diré Don Antonio, esta bien me dijo y se despidió. Por su puesto también estuve en su velorio.
Susanita estudió en el Colegio María Auxiliadora de la ciudad de Guayaquil y luego en los EE.UU., en el Colegio Miss Hall, por tres años.. También es mi amiga en Facebook y cuando nos encontramos en misa, alguna vez me dijo: Pincho, cuando te leo, me acuerdo de tu hermana Anita Rosa, la China,(+) (así la llamaban a mi hermana, por cuanto tenía unos bonitos ojos achinados). Entre las compañeras que recuerdo de esa graduación de Bachilleres, estaban Mirian Durán, Olguita Loor, Carlota Brborich, Marlene Aviles y Elsie Rubio (+), entre otras.
Susanita, de regreso de los EE.UU., se dedicó a cuidar a su hermanita menor, con la que mantenía una diferencia de 20 años de edad, que adolecia de una penosa enfermedad, hasta su muerte. Luego fundó el Kinder “Niño de Praga”, que funcionaba en el patio de su casa, ubicada en las calles Esmeraldas y Hurtado.
Dos de mis hijos fueron sus alumnos, Jaime Franciso, que en el Kinder se identificó como “tío tigre”. Y luego, María Fernanda. Era un pequeño Kinder, quizás de unos 15 niños y niñas, a quienes les transmitía su amor, su ternura y bondad y gran paciencia. Los niños/as la adoraban.
Nunca fue su interés la parte económica, cobraba una pensión mensual, que sinceramente, con ella, no cubría los materiales maravillosos que les entregaba durante el año, de excelente calidad. En alguna ocasión, nos olvidamos de recoger a María Fernanda a la hora de la salida, cuando fuimos a recogerla estaba con ella en su cuarto, muy entretenida, con lápices de colores y caramelos exquisitos.
En la Dirección del Kinder, le sucedió su prima Mariquita Barriga Pino, por algunos años, y luego otra joven, de quien no recuerdo su nombre, y se domicilió en Salinas cuando se casó. El Kinder entonces lo cerró.
Sus “hijitos e hijitas”, la recuerdan hasta la actualidad con mucho cariño, gracias a Dios goza de buena salud y vive acompañada de su prima hermana Lola Pino.
Un fuerte abrazo a la distancia, Susanita y Lola, que Dios les dé muchos años más de vida y de salud.
Concuerdo contigo, Sucre. Susanita es una mujer fuera de serie y además toda dulzura y bondad