3 diciembre, 2024

Vivir hasta los 100 Años

En este nuevo espacio de escritura, por el cual agradezco, consideré varios temas coyunturales sobre los cuales podría escribir, entre ellos, política, inteligencia artificial y sus derivados, entre otros.

Sin embargo, opté por otro tema más cercano a casa, en alusión a uno de mis libros favoritos de Gabriel García Márquez “Cien Años de Soledad”, y en honor a mi abuelo Aníbal quien nació justo al final de la Gripe Española en 1920, cumplió 100 años en plena Pandemia 2020, y hasta la fecha tiene 102 vueltas al sol.

Y sobre ese linaje, esa herencia, y esa “longevidad” me hace pensar, ¿esta vendrá incrustada en nuestro ADN? Conocí a mis dos bisabuelas por parte de padre, Alejandrina quien falleció a los 93, mi abuelita Isaura se fue a los 103 años, una tatarabuela a los 115, por el lado paternos somos bastante “longevos”. Más de una vez hemos escuchado de las aguas cristalinas del Valle de Vilcabamba donde dicen que los ancianos podrían sobrepasar los 110 pero parecen de 70, nos hace pensar ¿cuál es su secreto? Luego por otro lado, el promedio de vida actual en Ecuador es de 80 años para las mujeres y 74.5 para hombres, y cuestiono si la genética es suficiente para vivir hasta los 100.

Sin embargo, pienso en el estilo de vida que mis abuelos tuvieron vis a vis el de nuestras generaciones, por un lado ahora nos dicen que realmente vamos a vivir más, por los avances médicos y tecnológicos, o ¿será que ya se está cuajando la próxima gran Pandemia que podría costarnos la vida y realmente vamos a vivir menos? Por otro lado también queda la incógnita de ¿quién va a vivir más y quien menos? Algo que nos enseñó la última Pandemia es que por lo general, los más “débiles” vivirán menos. Pero regresando al hilo principal, lo que queremos alcanzar es determinar, ¿cómo hacemos para vivir hasta los 100 años?

Y también, responder la otra pregunta, ¿en qué estado de salud física y mental vamos a llegar hasta los 100 años? Lo cual encuentro más importante que el “cómo”. Si es como lo veo a mi abuelo, 100% lúcido mentalmente, rodeado de amor familiar de hijos, nietos, bisnietos, sobrinos, cómodo en su casa propia, con atenciones de su enfermera, su cuidadora, sus hijos, entonces sí- una vida bonita- lo cual no significa que no hubo dificultades, pero digamos que comparativamente su vejez es benévola. Hace una semana le entregué su primera silla de ruedas, y sí, caminó hasta los 102 años con bastón en mano, digno de admirar, y me vislumbraba su fortaleza en cada paso, sumamente lento eso sí, pero seguro. Para vivir hasta los 100 años hay que tener valentía, tenacidad, fuerza- no es de débiles – y requiere de una voluntad interna superior. Es más, tengo amigos de mi edad que me han dicho que preferirían no llegar hasta una vejez avanzada.

Aprovechando de tener la mejor fuente de primera mano, mi amado abuelo, le he preguntado en más de una ocasión, “abuelito, cuál es el secreto para vivir hasta los 100 años?” Mientras nos tomábamos un cafecito de Sweet and Coffee hace un par de años, me lo resumió en una sola palabra: trabajando.

De todo lo que me pudo haber dicho, fue lo más inesperado, pero también cierto, una mente activa, unas manos productivas, un propósito de vida, nos podría prolongar la vida. No necesariamente significa trabajar en una oficina de 9h00-17h00, lo traduzco a “mantenernos activos».” La vagancia y el sedentarismo son los peores enemigos para la longevidad.

Sin embargo, a lo largo de los años nos ha compartido otros sabios consejos, los cuales podemos emplear desde ahora, voy a dejarles los Top 7 de mi abuelo:

La rutina de los horarios. Tanto para comer como para dormir y levantarse, como reloj suizo, acostumbrar a nuestro organismo a su rutina más importante, el desayuno, almuerzo y merienda. Lo mismo aplica para las horas de dormir. Nuestro cuerpo nos lo agradecerá, y prevendremos muchísimas enfermedades físicas y mentales.

Hacer ejercicio. Sobre todo, caminar después de comer ayuda a la digestión y para la vida sedentaria de computadora, esto puede ser un gran desafío. Hasta hace un par de años recuerdo ver a mi abuelo todavía haciendo sentadillas, siempre manteniéndose activo.

Decirle no a los excesos. No comer en exceso, no beber en exceso, no dormir en exceso, no estresarse en exceso, todo a su medida, siempre. Aplicará para todo.

Tomar leche de vaca. Aunque esto es debatible en la era moderna, hasta la fecha mi abuelo sigue tomando leche de vaca, en la mañana y en la noche. Nunca le ha hecho mal. Sin embargo, es cierto que él tampoco come comidas rápidas ni otros productos artificiales. Puede que haya un empuje en contra de la leche de vaca, pero a él, le resultó como fuente de calcio.

Limitar el ingerir bebidas alcohólicas. Redundando sobre el tercer punto, el alcohol es nocivo para el organismo si nos sobrepasamos, un vinito o cervecita de vez en cuando.

Tener un temperamento firme. Algo que todas las personas podemos desarrollar y pulir a lo largo de la vida es tener firmeza de carácter, saber decir que no a lo que no nos conviene, para enfrentar los desafíos, mi abuelo es un roble, es todo lo opuesto a la generación de cristal.

No tomar agua helada. Así de sencillo. Nunca he visto tomar a mi abuelo tomar agua helada del refrigerador- en su casa era prohibido- el jugo esperaba a que se ponga “al ambiente” (en Guayaquil) si estaba muy helado. Así evitamos cálculos a los riñones, problemas pulmonares, y demás.

Finalmente agregaría fomentar la parte espiritual, el amor, y la unión familiar, a pesar de todas las dificultades que enfrenta una persona a lo largo de su vida, la espina dorsal se resumirá en la resiliencia espiritual de cada persona, En conclusión, llegar a los 100 años de vida es simple, lo difícil es ser simple.

Artículos relacionados

1 comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×