Qué difícil es diferenciar lo “presencial” de lo virtual. Hoy en día cuando hablamos de lo virtual, estamos haciendo referencia a una parte real de la vida del ser humano. Lo virtual no es un mundo lejano que se queda dentro de una pantalla, es la vida misma que pasa dentro de las esferas de la tecnología.
Las acciones que tomamos en el mundo online, tienen repercusiones en la vida “presencial”. Y aquí es donde entra el activismo digital. Tengo casi tres años trabajando en una plataforma digital donde las personas pueden iniciar peticiones para que las autoridades resuelvan problemáticas puntuales. Es en ese espacio donde aprendí la importancia de alzar nuestra voz utilizando las herramientas que nos ofrecen las redes sociales.
El activismo digital es justamente el uso de las herramientas que ofrecen las plataformas virtuales para impulsar campañas sociales, ambientales, animalistas, educacionales, etc. Esto con el fin de realizar un cambio en la sociedad (con impacto local, nacional y/o internacional). Las “herramientas” suelen ser el uso de “tuitazos”, el uso de hashtags, publicar videos con impacto dirigido a las autoridades, creación de grupos en diferentes redes sociales para difundir ideas, crear peticiones, recaudar fondos por alguna causa específica, subir archivos o blogs, etc.
Para conocer la importancia del activismo digital basta con ver cómo hoy los tomadores de decisión están presentes en la mayoría de redes sociales. Esto es porque se sabe que el ciudadano está presente en las plataformas, y quienes tienen poder político buscan comunicar sus acciones por estos medios, así como intentan mostrar cercanía con los ciudadanos respondiendo tweets o subiendo videos en tendencia.
Del otro lado de la pantalla está la persona común y corriente que recibe la información que la autoridad brinda en sus redes. El ciudadano busca también ser atendido por estos canales, y es ahí cuando empiezan las estrategias para ser escuchado o escuchada. Esta planificación tiene metas y objetivos, tiene formas de actuar y fines claros. El fin común es generar un cambio en la sociedad.
Una gran ventaja del activismo digital es el alcance que puede tener. Por medio de las redes se puede llegar a grandes comunidades alrededor del mundo. Se pueden hacer visibles casos que pueden ser tomados como ejemplo en muchas partes del planeta. Muchas veces las causas ambientales y animalistas suelen tener repercusiones a niveles regionales e internacionales.
El activismo digital es sumamente importante y puede tener repercusiones igual de impactantes que el activismo presencial.
Y quiero cerrar con una pregunta hacia quien me lee del otro lado de la pantalla: ¿alguna vez realizaste activismo digital? (eso incluye ser parte de un tuitazo, escribirle a alguna autoridad vía redes sociales o por correo electrónico, compartir información sobre una campaña digital, firmar alguna petición, etc.).
sdoclh