No hay obligación de saber lo que es un “sínodo” para un católico, tampoco para un creyente, un agnóstico o para un ateo. Sin embargo, para abarcar mejor el contenido de este artículo, conviene introducir al lector sobre los horizontes de futuro a los que la Iglesia Católica quiere asomarse en esta aurora del tercer milenio.
Un “sínodo”, según la etimología, deriva de los términos griegos syn (que significa «juntos») yhodos (que significa «camino»). Se trata entonces de “encontrarse” para «caminar juntos». En la historia de la Iglesia, tradicionalmente un Sínodo ha sido considerado como una asamblea en la que obispos, reunidos con el papa, tienen la oportunidad de compartir experiencias y reflexiones, con el objetivo de afrontar a los grandes desafíos del mundo y de la Iglesia. El tema de este Sínodo es precisamente la “sinodalidad”, caminar juntos hacia la comunión, la participación y la misión.
Pero esta vez, el papa Francisco ha hecho algo diferente. No solamente que ha suscitado una etapa sin precedentes de consulta y participación a nivel de parroquias, diócesis, vida religosa y la educación católica en el mundo entero (uno de los “mini sínodos” más llamativos fue el de la Amazonía). Sino que además, el próximo octubre, por primera vez en la historia de los Sínodos, algunas mujeres y no obispos podrán votar sobre los temas de este encuentro en Roma. Y es que Francisco no deja de asombrarnos e ilusionarnos. Desde sus primeros años de pontificado arrojó la poderosa idea de una Iglesia “en salida” y ahora lo vuelve a hacer, con una “Iglesia sinodal”.
Para ello se ha elaborado un documento que preparará este evento. Se trata de un documento de trabajo, llamado “Instrumentum Laboris” (IL), el cual es absolutamente provocador porque, sin exponer mayores elementos doctrinales, deja sembradas con valentía y humildad, algunas preguntas disparadoras que sensibilizan, interpelan, mueven y comprometen. Veamos algunas de ellas:
- Sobre la autoridad:
- ¿Cómo entender y ejercer la autoridad y la responsabilidad al servicio de la participación de todo el Pueblo de Dios? ¿Qué necesitamos renovar en la comprensión y en las formas de ejercer la autoridad, la responsabilidad y el gobierno para crecer como Iglesia sinodal misionera? (IL, p. 42)
- ¿Con qué criterios puede un obispo evaluarse y ser evaluado en el desempeño de su servicio en un estilo sinodal? (IL, p. 46 )
- ¿Qué obstáculos (mentales, teológicos, prácticos, organizativos, financieros, culturales) se oponen a la transformación de los organismos de participación actualmente previstos en el Derecho canónico en órganos de discernimiento comunitario eficaz? ¿Qué reformas son necesarias para que puedan apoyar a la misión de manera eficaz, creativa y vibrante? ¿Cómo hacerlos más abiertos a la presencia y a la contribución de las mujeres, los jóvenes, los pobres, los emigrantes, los miembros de minorías y de aquellos que, por diversas razones, se encuentran al margen de la vida comunitaria? (IL, p.52)
- ¿Cómo podemos seguir dando pasos concretos para ofrecer justicia a víctimas y supervivientes de los abusos sexuales, espirituales, económicos, de poder y de conciencia perpetrados por personas que desempeñaban un ministerio o una misión eclesiástica? (IL, p.30)
- Sobre la inclusión
- ¿La acogida a los emigrantes se convierte en una oportunidad para caminar juntos con personas de otras culturas, especialmente cuando compartimos la misma fe? ¿Qué espacio tienen las comunidades de emigrantes en la pastoral ordinaria? ¿Cómo se valora la diáspora de las Iglesias orientales católicas como una oportunidad para experimentar la unidad en la diversidad? ¿Qué vínculos se crean entre las Iglesias de los países de partida y las de los países de llegada? (IL, p.28)
- ¿Cómo podemos crear espacios en los que aquellos que se sienten heridos por la Iglesia y rechazados por la comunidad puedan sentirse reconocidos, acogidos, no juzgados y libres para hacer preguntas? A la luz de la Exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia, ¿qué medidas concretas son necesarias para llegar a las personas que se sienten excluidas de la Iglesia a causa de su afectividad y sexualidad (por ejemplo, divorciados vueltos a casar, personas en matrimonios polígamos, personas LGBTQ+, etc.)? (IL, p.30)
- ¿Cómo podemos ser más abiertos y acogedores con los inmigrantes y refugiados, las minorías étnicas y culturales, las comunidades indígenas que forman parte de la Iglesia desde hace mucho tiempo, pero que a menudo se encuentran al margen? ¿Cómo podemos dar testimonio de que su presencia es un don? (IL, p. 30)
- ¿Qué barreras físicas y culturales debemos derribar para que las personas con discapacidad puedan sentirse miembros de pleno derecho de la comunidad? (IL, p. 30)
- Sobre los pobres
- Caminar juntos significa no dejar a nadie atrás y ser capaces de seguir el ritmo de los que más les cuesta ¿Cómo podemos crecer en nuestra capacidad de promover el protagonismo de los últimos en la Iglesia y en la sociedad? (IL, p.28)
- Las desigualdades que marcan el mundo contemporáneo atraviesan también el cuerpo de la Iglesia, separando, por ejemplo, las Iglesias de los países ricos y pobres, o las comunidades de las zonas más ricas y más pobres de un mismo país. ¿Qué herramientas se necesitan para poder caminar juntos entre las Iglesias más allá de estas desigualdades, experimentando un auténtico intercambio de dones? (IL, p.28)
- Sobre el modelo de Iglesia
- ¿Cómo tratar de forma franca, profética y constructiva las relaciones entre la cultura occidental y otras culturas, también dentro de la Iglesia, evitando formas de colonialismo? (IL , p. 36)
- Para algunos la sociedad secularizada es una amenaza a la que hay que oponerse, para otros un hecho que hay que aceptar, para otros una fuente de inspiración y una oportunidad. ¿Cómo pueden las Iglesias dialogar con el mundo sin mundanizarse? (Ibidem)
- Varias diócesis, Conferencias episcopales, Asambleas continentales han expresado el deseo de poder rearticular la vida comunitaria y especialmente la liturgia de acuerdo con las culturas locales, en un proceso de inculturación permanente. ¿Qué dinámica sinodal podemos poner en marcha para responder a este deseo? (Ibidem)
- Sobre las mujeres
- ¿Cómo puede la Iglesia de nuestro tiempo cumplir mejor su misión mediante un mayor reconocimiento y promoción de la dignidad bautismal de las mujeres? (IL, p.3)
- ¿Qué pasos concretos puede dar la Iglesia para renovar y reformar sus procedimientos, disposiciones institucionales y estructuras, de modo que permitan un mayor reconocimiento y participación de las mujeres, incluso en los procesos de gobierno y toma de decisiones, en un espíritu de comunión y con vistas a la misión? (IL, p. 41)
- ¿Cómo pueden las mujeres de la vida consagrada estar mejor representadas en los procesos de gobierno y de toma de decisiones, mejor protegidas de los abusos y también más justamente remuneradas por su trabajo? (IL, p. 42)
- La mayor parte de las Asambleas continentales y las síntesis de numerosas Conferencias episcopales piden que se considere de nuevo la cuestión del acceso de las mujeres al diaconado. ¿Es posible plantearlo y en qué modo? (Ibidem)
- Sobre la transparencia económica
- Una Iglesia sinodal necesita vivir la corresponsabilidad y la transparencia: ¿cómo puede esta toma de conciencia servir de base para reformar las instituciones, las estructuras y los procedimientos, a fin de consolidar el cambio en el tiempo? (IL, p. 52)
- ¿En qué aspectos de la vida de las instituciones es necesaria una mayor transparencia (informes económicos y financieros, selección de candidatos a puestos de responsabilidad, nombramientos, etc.)? ¿Con qué instrumentos podemos lograrlo? (Ibidem)
Estas son algunas de las más de 130 preguntas que contiene el Instrumentum Laboris. No me cabe duda que no pocas respuestas desconcertarán a muchos. Y es que la verdad, así como el fuego, purifica. También implicará sufrir hacia dentro las consecuencias de ese fuego que queremos comunicar. Por lo visto, al Sínodo que se avecina está abriendo caminos, no le asustan las tensiones, tampoco parece estar ansioso por llegar a todas las respuestas, eso sí hacerse y hacernos las preguntas correctas. Les invito a responderlas. A mi, muchas de ellas, me saben a una alentadora combinación de pregunta y de respuesta, o sencillamente, a “la sana inquietud por lo incompleto».
Se puede acceder al documento citado en el siguiente link:
https://www.religiondigital.org/2023/06/20/Sinodo_Sinodalidad_Instrumentum_laboris.pdf