21 noviembre, 2024

Guayaquil en la historia de Ecuador

No es el primero ni será el último artículo que escribo sobre el tema, mi afán es crear conciencia entre los lectores sobre la importancia de nuestro pasado. A los países prósperos les es fundamental para proyectar el futuro. Hasta en las ciudades más pequeñas hay importantes archivos históricos. Décadas atrás dediqué 10 horas diarias de lunes a viernes en visitar archivos históricos de Londres y no alcancé a ver todos. Nuestra ciudad es diferente. En los últimos 50 años, la historia no ha sido de interés para los guayaquileños, salvo pocas excepciones. En materia de fuentes, Guayaquil apenas tiene la Biblioteca Municipal que se ha quedado muy atrás, hay documentación y publicaciones que no están disponibles; sí lo estaban en el pasado. El Archivo Histórico del Guayas está casi en etapa terminal al extremo de haber sido embargado.  Pero en las ciudades de las provincias serranas es notorio el estudio de la historia; la publicación de libros y ensayos es impresionante. No hay área que no haya sido investigada. En Quito hay numerosas casas editoriales y tienen los mejores archivos del país por ser la capital. Hasta aquí lo positivo de ellos. Lamentablemente la mayoría de los historiadores de esa región son de pensamiento de izquierda e interpretan la historia en base a su ideología. Así contribuyen a crear distorsiones en los eventos de nuestro pasado; esto se suma que desde siempre hubo diferencias en el pensamiento político y social entre los guayaquileños y ciudadanos de la sierra. La geografía contribuyó a que los costeños tuvieran pensamiento liberal por el fácil acceso a las ideas de europeos y estadounidenses, mientras que, en la sierra, las ciudades estuvieron enclavadas en Los Andes hasta la inauguración del ferrocarril en 1908. Guayaquil fue la primera ciudad en Independizarse y la que hizo gran oposición a Bolívar, quien exprimió económicamente a nuestra ciudad para financiar sus batallas y llenarse de gloria. En la sierra hubo veneración al Libertador. Guayaquil fue lo contrario, permanentemente cuestionó a Bolívar, él mismo lo admite en su carta del 24 de agosto de 1827 al presidente del senado de Gran Colombia en la que le envía. “…varias copias relativas a la nueva insurrección de Guayaquil, donde estaba al proclamarse el Gobierno federal que con gran ahínco se procuraba generalizar…” Sucede que en 1826 Bolívar se declaró dictador y un año después el cabildo de Guayaquil decidió no reconocer a ninguna autoridad grancolombiana, se declaró federalista y nombró a José La Mar máxima autoridad militar. Gran Colombia, la llamada Patria Grande fue un fracaso y la causa para haber tenido como primer presidente a un venezolano: “…el inmoral y anónimo Flores andaba descalzo, corriendo las playas de Puerto Cabello, y aprendiendo las pillerías, cubiletes y maldades, que después han labrado su fortuna, y le han elevado al rango del primer impostor y más insigne charlatán político, militar y literario que se ha visto en la América del Sur…”, según Vicente Rocafuerte. Se convirtió en un dictador y en lo económico, un magnate usurpando rentas públicas y privadas. Fue pésimo presidente y pretendió quedarse como vitalicio. Hizo daño a Guayaquil, incluso después de haber sido expulsado cuando pretendió invadir nuestra ciudad en la década de 1850.

En los últimos 25 años me he dedicado a revisar nuestra historia, a conocer cuánto de cierto hay en lo escrito y lamentablemente he encontrado hechos no ajustados a la verdad desde la época colonial. Hay historiadores de Quito que haciendo eco de las erróneas palabras de Bolívar de que Guayaquil siempre perteneció a Colombia se olvidan que el Virreinato de Nueva Granada recién se creó en 1717 casi dos cientos años después del Virreinato del Perú. Hasta la primera mitad del siglo XVIII, la mayoría del comercio exterior de Guayaquil era con los comerciantes limeños; el comercio con Bogotá era inexistente. Que los guayaquileños tenían simpatía con los limeños no se puede ocultar; para los primeros les era más fácil llegar a Lima para pasar vacaciones que a Quito; en barco era más seguro que viajar por tierra desde Babahoyo hasta Riobamba o Quito. Un viaje a Bogotá tomaba semanas. En los congresos en época de Gran Colombia, no siempre hubo legisladores de Ecuador, incluyendo en el que se repartió la deuda inglesa de la Independencia. Hijos de mercaderes con recursos que vivían en Guayaquil estudiaron en Lima, es el caso de José Joaquín Olmedo. Gabriel García Moreno cuando quiso tomarse el poder, viajó a Perú a buscar ayuda económica y Vicente Rocafuerte se exiló en Lima.

Hay persistente actitud en historiadores de la sierra, de querer minimizar el rol histórico de Guayaquil y además ignorar las publicaciones de historiadores guayaquileños. Sorprende que esa actitud sea compartida por miembros de la Academia Nacional de Historia (ANH).  Uno se “olvidó” del 9 de octubre en el prólogo de dos libros relacionados con la independencia de Ecuador. Otro comentó: “No tenemos aún una historia de las migraciones en Ecuador. Sabemos que hasta el siglo XVIII la mayor parte de […] la costa estaba deshabitada y que fue poblada por gente pobre de la sierra […]No tenemos estudio sobre eso…”  También anota que las oligarquías guayaquileñas “siempre han despreciado a los interioranos”. Julio Estrada Icaza publicó un libro sobre las migraciones, él debe conocerlo. ¿Por qué lo ignora? Sobre los migrantes, a Guayaquil llegaron personas de todas las clases sociales buscando mejor futuro, no sólo los indígenas. Por la crisis de los obrajes y la depredación de los bosques de quina desde la segunda mitad del siglo XVIII, desapareció la riqueza de las ciudades serranas. Juan Antonio Monroy y Velarde, Visitador y Presidente de la Audiencia de Quito en 1790 afirma al Rey la situación económica:: “[…]esta capital que habiendo sido una de las ciudades más ricas y opulentas de América[…] se ve hoy llena de ruinas […] dando un […] testimonio de su[…]actual miseria[…] Aquellas que en otros tiempos ocupaban el primer rango de la nobleza y prodigaban sus caudales en suntuosos edificios y magnífico adorno de sus casas, se hallan hoy reducidas casi al estado de mendicidad…” ¡Qué ironía! Los historiadores de izquierda escriben que los indígenas obtuvieron trabajo en haciendas de cacao, pero critican a los agricultores guayaquileños quienes les dieron trabajo. Lo escrito por los historiadores de izquierda de culpar a los exportadores, comerciantes y banqueros guayaquileños de las crisis económicas del primer cuarto del siglo XX es otro ejemplo de la distorsión de nuestra historia. No hay espacio para entrar en el detalle. No veo en el corto plazo cambio de actitud de los guayaquileños por interesarse en nuestro pasado.

 

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¿Y el Ferrocarril?

Yo recuerdo que la promesa de campaña más importante del ahora Prefecto del Guayas era darle a la provincia un tren. Esto no ha sucedido. No he visto ni un metro de riel, ni un durmiente. Nada.

Por otro lado el Gobierno se jacta de ser partidario del ex presidente Eloy Alfaro, tanto que la Asamblea Constituyente se la hizo en Montecristi, ciudad natal de este. Eloy Alfaro nos dejó un ferrocarril funcionando, construido y luego concesionada su administración a la empresa privada. Haga lo mismo, señor Presidente, el mismo Alfaro va a estar orgulloso de usted.

Otros países siguen haciendo kilómetros de kilómetros de recorrido para sus trenes. Y no es raro. El ferrocarril sigue siendo el medio más económico para mover carga y pasajeros. Nos ayudaría como país a ser más competitivos y unidos. Aquí que los productos del campo necesitan llegar a la ciudad rápido por ser perecibles, que deben llegar sin agregarles más gastos de transportación, etc.; para que no suba el costo para los productores y su precio para los consumidores, se necesitan varios kilómetros para resucitar y desarrollar muchas zonas muertas y prácticamente aisladas del país; por eso decía “unidos”. Zonas marginadas pueden ser agregadas al mercado del país.

8 comentarios

  1. Guillermo Arosemena: siempre una voz valiente que defiende a Guayaquil, exponiendo su criterio respaldado de hechos históricos irrefutables.

  2. Muy buen escrito apreciado Guillermo.
    Es necesario escribir la verdad histórica.
    La Constitución de 1830 cuando Ecuador nace en un gobierno Confederado con Colombia, aparecen con claridad las 3 Regiones distintas, diferentes en culturas, costumbres, idiosincrasias y geografía de Gusyaquil, Quito y Azuay. Por tanto, lo equitativo y justo es tener en Ecuador Gobierno Federal con Descentralización Política y todas las competencias en cada Unidad Territorial = 3 Regiones antes dichas.
    Competencias exclusivas en el Gobierno Central = Seguridad con FFAA y, Relaciones Exteriores con Diplomacia.
    EEUU nació con Primera Constitución Federal 1787 , pudiendo unir 13 Colonias diferentes, y alcanzaron democracia y éxito .Debemos imitar el éxito .
    Jorge Pino Vernaza

  3. Interesante el resumen de este artículo muy esclarecedor de la histroria ecuatoriana que si se conoce en la sierra, lamentablemente por estos hechos que relata y por la convicción de que Quito a sobrevivido por la riqueza de Guayaquil se vive un regionalismo latente que le hace daño al país, cuando no se aclara de que tantos productos y recursos que produce la serranía han ayudado históricamente a la dieta ecuatoriana, el petróleo hasta hace poco ha sido el recurso que ha ayudado al sustento al país, ahora de todo el país se exporta los productos agrícolas, de la serranía viene la energía, la minería, sin embargo Guayaquil se puede decir que es la ciudad mimada del país pues es la que mas recurso ha recibido, sin embargo se han quejado del centralismo. Este tema es largo de analizar pero debemos en nuestros relatos ver con objetividad la realidad histórica del país y procurar la confraternidad entre todos los ecuatorianos y vernos como hermanos y no como antagonistas.

  4. Excelente resumen Guillermo! Guayaquil por ser puerto recibió todo tipo de migración extranjera y por supuesto del interior del país que buscaban trabajo por razones muy bien descritas. Guayaquil y sus empresarios no dejan de sorprender al Ecuador y al mundo.

  5. Magnífico artículo, Guillermo, una relación clara de la muy distinta visión histórica entre historiadores de las regiones ecuatorianas.

  6. Cuánto hay que rectificar. Repito su criterio, hay que reescribirla. Creo solo así podemos cimentar nuestra Verdad Histórica, fundamento de vernos identificados con nuestra nacionalidad.

    Hechos históricos a manera de ejemplo que fundamenta su opinión verídica, solo dos:

    1) Pensar que el Diez de Agosto de 1809, fue la proclamación de «independencia». Suficiente leer el texto de la declaratoria, lealtad, fidelidad a Fernando VII, hasta la enseña del ejército español se utilizó como bandera.

    No se debe pensar que esa realidad incambiable le reste importancia histórica. Pienso que sí lo hace cuando se la distorsiona. Otro hecho: «Quito, luz de América». Creo muchos de los ecuatorianos desconocen su origen y siguen engañados, olvidando la extensa trayectoria de los más de 14 movimientos de inconformidad nacidos, precisamente, por las injusticias de los españoles. Ahí está, creo, su trascendencia, no fue la primera en pretender la AUTONOMÍA, peor independencia. Chuquisaca lo hizo antes, casi con tres meses de diferencia.

    2) El Nueve de Octubre de 1820 fue todo un proceso constitucionalista: a) declaratoria de independencia con la firma demás de 190 ciudadanos, entre ellos, quiteños; b) convocatoria de 57 diputados de las 27 poblaciones que integraban la territorialidad de la provincia de Guayaquil; c) elección de autoridades y d) redacción y aprobación de una Constitución, fundamentándose para ello en los tres elementos indispensables para ser un estado libre, agregando que a dicha fecha no existía jurídicamente el Virreinato de Santa Fe por haberlo disuelto el mismo Bolívar en 1819 proclamando la República de Colombia.

    He escrito sobre el uti possidetis juris, derecho y ley de origen monárquico, lo reservo para otro momento. Inaplicable para nuestras futuras repúblicas.

    Señor Arosemena, muchos piensan con instinto localista y no historico ni nacional, diciendo «es guayaquileño escribe alejado de la Verdad Histórica, sin detenerse a «investigar» repitiendo lo que otros sin mayores pruebas históricas, lo hicieron y lo hacen. Es muy duro y lastima la sensibilidad de nuestra ecuatorianidad.

    Ve, cómo despierta el sentido de ecuatorianidad. Disculpen la extensión del mismo y mi reconocimiento al historiador verídico. Congratulaciones.

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