Hace ya mucho tiempo, contaba el abuelito,
se vivió en este pueblo una historia de amor,
historia de pecado, de placer, de cariño
y sólo la sabemos una mujer y yo.
Fue un amor muy intenso, triste por lo tardío,
alegre por su ternura y ardiente por su pasión,
amor que en su delirio no conoció el hastío
y que hizo de dos almas un solo corazón.
Se escondió entre las sombras, por ocultar sus nombres
y de esa llama ardiente, nadie más se enteró,
por eso no hizo daño, ni arruinó dos hogares
y por eso el secreto prevalece hasta hoy.
Después vino el otoño con su nieve de canas,
la pasión fue vencida por la resignación
y al no poder gozarse su amor cada mañana,
inteligentemente, se dijeron adiós.
Hoy ha pasado de esto, también algunos años…
puedo contar la historia porque ella ya murió.
Pero siempre recuerdo el dulce amor de antaño,
el amor más intenso que mi alma conoció.