Refiérase que Julio Cesar estacionó su ejército a orillas del Rubicón, dudando si acataba la orden del Senado de presentarse a Roma para ser juzgado, o, desconocía dicha autoridad y establece un nuevo orden de cosas. Dio la orden de cruzar el río, exclamando: “La suerte está echada“. A primera vista se podría pensar que Cesar en un arranque emotivo, dejándose llevar por el entusiasmo, inició la campaña, pero tal apreciación no es cierta, pues primeramente de sus opositores y, especialmente las fuerzas que éstos disponían, tanto, nada o casi nada podría detener a las legiones que comandaba.
De todo lo anterior se deduce que para Cesar la suerte no era la existencia de sucesos encadenados de manera fortuita o casual, sino en el sentido que le daban los filósofos antiguos que la consideraban como una serie y orden de causas tan encadenadas unas a otras, que necesariamente producen un efecto.
Para Bismarck, habilísimo político y autor de la Unidad alemana, la política la entendía como: El arte de lo posible, resaltando la necesidad que tiene el político de pensar fríamente, cuantificar los factores negativos y los positivos. Y entonces proceder .
Ejemplo de arrebato en política lo encontramos en el Dr. Velasco Ibarra, que durante su primera presidencia se arrojó sobre las bayonetas, siendo destituido. La necesidad del análisis profundo es, por lo tanto, de suma importancia.
Disraeli, el primer ministro inglés, y hombre de muchos éxitos, en una ocasión respondió una pregunta que le hizo un compañero de partido, en el sentido que no comprendía el motivo por el cual no atacaba duramente a la oposición. Disraeli le contestó que no existía tal necesidad cuando esta todavía no efectuaba ningún ataque al gobierno. En pocas palabras, lo que señalaba un ministro de gobierno ecuatoriano con relación al mismo tema: “Cómo quieres que les salga al encuentro cuando no los veo venir“.
Cantinflas, quizás el mejor comico latinoamericamo, hizo célebre la frase: “Con estos amigos para que necesito enemigos”, que lamentablemente constituye una realidad en la gestión política, pues se dan los casos de personas que no concurren al ideal común, sino al particular que, en muchas ocasiones, no está de acuerdo con lo que piensan los demás.
Existe, hoy por hoy, en todos los ecuatorianos el deseo de mejores días para el pueblo ecuatoriano que pronto elegirá un nuevo presidente que pueda concluir el mandato de Guillermo Lasso; es una realidad la grave inseguridad en el país, asimismo que en muchísimos hogares hay un desbalance entre lo que se gana y lo que cuesta la canasta familiar. Por lo mismo a todos nos conviene elegir bien para que vuelva al Ecuador un clima de tranquilidad en el que se mejore la economía nacional.