Entre las plantas observo a mis vecinos,
puedo escuchar sus murmullos aunque un poco difusos por sus lenguas,
solo advierto que,
desde que los conozco, no volví a ser el de antes.
Fuman, se bañan,
ríen y corren.
Separo las hojas de a una y trato de no incarme, trato de observarlos.
Me da miedo a que puedan descubrirme y en ese intento mis esperanzas se van desvaneciendo.
Me acerco y se alejan.
Insisto, me acerco, me escondo, tomo agua y sigo.
Recuerdo la alegoría de Platón de la caverna y prefiero esperar aquí afuera, aunque el paso del tiempo no me acompañe.
Irremediablemente tengo que entender que cada especie, tiene su estilo de convivencia y está bien.
Miro hacia atrás pensando en que alguien me observa, miro alrededor y siento escalofrío en el cuerpo,
pienso que alguien está pensando lo mismo que yo en este momento en alguna parte de la vida del mundo.
Puede que me equivoque
pero aquí está sucediendo, y me siento dichoso de que yo esté para contarlo.
Siento que mis vecinos son mis grandes amigos,
no los conozco,
no compartimos sentimientos ni formas,
los aprecio
y aunque esta no sea la mejor manera de dar cuenta de lo sucedido,
me pregunto
cual es la forma para sobrevivir sin relacionarnos?