21 noviembre, 2024

El subdesarrollo está en la mente (Final)

Al analizar las partidas en que se gastaron los recursos públicos en el primer año de nuestra república, el 73% fue canalizado para el mantenimiento de las fuerzas armadas, apenas 5% para educación y 2% para obras públicas. Esta falta de visión explica la tragedia vivida en Ecuador en palabras del Ministro de Hacienda:

«Con la elección del general Flores se habían satisfecho simplemente las exigencias políticas; pero no las necesidades existentes en la situación de la Hacienda Pública que era indispensable mejorar, pues de otro modo no podía subsistir el nuevo Gobierno sin exponerse a graves peligros. El general Flores, no era el hombre más a propósito para hacer frente a esa situación con buen éxito…el país atravesaba una crisis desastrosa. La agricultura y el comercio habían llegado a una completa ruina; las propiedades territoriales casi no tenían valor; se vendían por la tercera o cuarta parte de sus  valores  legítimos. La producción apenas bastaba para cubrir sus gastos, por lo que los propietarios se veían muchas veces obligados a abandonar el trabajo de sus fincas, que de ese modo, cubiertas de malezas, se deterioraban diariamente; y el interés del dinero llegó por consecuencia de la situación a elevarse a un dos por ciento mensuales…” 

» Las rentas  fiscales tuvieron que disminuir en la misma proporción que la riqueza pública, siendo insuficientes para cubrir aún los gastos ordinarios, resultando un déficit notable en ellas que aumentaba día por día sucesivamente y, que unido a los impuestos extraordinarios, a los empréstitos gravosos y a las exacciones en especie de toda clase hechas a los propietarios, agricultores  y ganaderos en el curso de las diferentes guerras y revoluciones, formaban una enorme deuda, sin que hubieran encontrado arbitrios para amortizarla, y sin que hubiera sido posible, en tales circunstancias conocer siquiera su monto total».

En los informes anuales del ministro de hacienda durante el resto del siglo XIX el contenido no es diferente al de 1830. En el manejo del país, los gobiernos repiten los mismos errores: elevado endeudamiento público, baja inversión en educación, salud y obras públicas, golpes de Estado, guerras civiles y fronterizas, pérdida del valor de la moneda, dependencia en pocos productos de exportación, ausencia de productividad empresarial, etc. Al iniciar el siglo XX se esperaba que la Revolución Liberal de Alfaro daría un giro a la equivocada ruta que Ecuador seguía. No fue así. Lejos de progresar tuvimos retrocesos en varias áreas. De haber existido dos partidos políticos, republicano y liberal; a partir de la década de los treinta comenzaron a aumentar al extremo de que cuando terminó el siglo XX había más de 200 movimientos políticos y no ha parado, en el siglo XXI, ahora tenemos cerca de 300. Los golpes de Estado fueron muy frecuentes. En la década del treinta hubo más de un jefe de Estado por año y la década del cuarenta no se quedó atrás. Tuvimos varias revoluciones y levantamientos. El Estado experimentó un enorme crecimiento y dio inició a una burocracia incapaz de trabajar con eficiencia. En los noventa vivimos varias crisis simultáneamente: política, monetaria, bancaria y económica. El país vivió en caos. Seguimos dependiendo de pocos productos exportables.

El siglo XXI no es diferente a los anteriores, la renta por habitante ha mejorado, hay mayor número de casas de cemento y más esparcimiento, pero el populismo, corrupción e inseguridad se encuentran en niveles históricos. El saqueo de las entidades públicas no termina, se han creado varias élites producto de actividades turbias e ilícitos. Que Ecuador es un país subdesarrollado, no hay duda, se lo ve en la mente de sus ciudadanos, en sus actitudes, opiniones, conducta, etc.



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1 comentario

  1. Son 740.000 burócratas que tenemos que mantener. Gastamos un tercio del PGE en pagarles sus sueldos y canonjías. Tienen dos deportes: uno, sacar informes vía fotocopia para luego venderla y dos, dejar el saco sobre la silla frente a su escritorio. Si alguien pregunta por el fulano, la respuesta es «por aquí debe andar, ahí está su saco» un burócrata cobra mínimo $800/mes, el resto de los ecuatorianos $450/mes. ¿Hay justicia?

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