Huir de un país por temas de opresión y dictadura tiene una carga importante. Un gobierno autoritario no solo condiciona cuestiones sociales y económicas, sino que también produce una parálisis en el pensamiento y el progreso socioespacial de la población.
En la región latinoamericana han existido dictaduras, que han sido ejecutoras de una gran cantidad de obra pública. Esto generó importantes avances en la infraestructura y desarrollo físico. Por otro lado, también se han sufrido dictaduras que han tenido un enfoque principalmente «social», limitando únicamente la obra pública a la creación de viviendas de carácter social. De cualquier modo, en ninguna nación bajo un gobierno opresor hay libertad de propuesta, competitividad limpia o participación ciudadana en la infraestructura urbana y territorial.
En ese sentido, un mecanismo para afrontar un momento político limitante es la creación. El énfasis en la importancia del espacio temporal para pensar, escribir, leer y producir material intelectual. Alejarse físicamente de las problemáticas socioespaciales y mirarlas pasivamente nos permite estar mejor preparados para tomar acción en el momento adecuado.
Los momentos silenciosos, en los que el ajetreo del trabajo se apacigua, son precisamente cuando se nos permite mirar con detenimiento y entender las necesidades reales de un lugar determinado. Pensar y proyectar soluciones materiales es una consecuencia y elemento necesario para proyectar la mejoría y el desarrollo saludable de un territorio.
En los momentos de tensa calma, también podemos entender las falencias de los modelos de desarrollo territorial y urbano que funcionan, así como los que fracasan. Venezuela, donde el 70% de la población está por debajo de los índices de pobreza, es un buen ejemplo para entender algunas de las deficiencias en la gestión de la obra pública que pueden condicionar negativamente a la población. Uno, es el enfoque casi exclusivo en la generación de vivienda social, con fines políticos más que sociales. Esta política hace que la población beneficiaria de dicho plan, en lugar de verse impulsadas al progreso socioeconómico, se vea sometidos a vivir una vida mediocre sin posibilidad de salir adelante.
Una forma de abordar el problema habitacional existente es la oferta de viviendas sociales de alquiler, que responde a la necesidad inmediata de acceso a un hogar digno al subsidiar los costos de alquiler. Así, quienes se benefician pueden proponerse constantemente mejoras sin las ataduras que representan las viviendas y barrios de carácter social.
En ese sentido, quiero hacer hincapié en la importancia de «hacer ciudad» como obra pública primordial. Generar un espacio urbano funcional, agradable, con los servicios básicos y que permita a la población proyectarse libremente, sin condicionantes, puede generar un impacto mucho más positivo e impulsar a la población a superarse a sí misma.